Las temperaturas han alcanzado o rebasado los 43,3 grados Celsius (110 °Fahrenheit) todo el mes de julio en Phoenix. Y los sistemas de aire acondicionado que hicieron posible el Phoenix moderno han resultado vitales.
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Cuando un cielo despejado se combina con temperaturas exteriores de más de 37,7 °C (100 °F), tu casa se convierte en una “freidora de aire” o en una “parrilla”, porque el techo absorbe el calor y lo irradia hacia abajo, dijo Jonathan Bean, codirector del Instituto para Soluciones Energéticas de la Universidad de Arizona. Bean lo sabe no sólo por sus investigaciones, sino porque lo experimentó esta semana cuando se le descompuso el aire acondicionado.
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“Este nivel de calor que estamos teniendo ahora en Phoenix es muy peligroso, en particular para las personas que carecen de aire acondicionado o del dinero para costear su uso”, dijo Evan Mallen, analista senior del Laboratorio de Clima Urbano, en el Instituto Tecnológico de Georgia.
Y aun así, algunas personas han reducido el uso del aire acondicionado, intentando soportar las altas temperaturas por temor a que los recibos de electricidad se disparen.
Camille Rabany, de 29 años, encontró una forma para mantenerse ella y su san bernardo Rigley frescos durante la ola de calor en Arizona. Mediante prueba y error, Rabany encontró que 28,3 °C (83 °F) es una temperatura que está dispuesta a tolerar para evitar que le llegue más alto el recibo de la luz.
Mediante un seguimiento a las horas pico y no pico de consumo de luz de la compañía eléctrica Arizona Public Service, y con la ayuda de su termostato inteligente NEST, Rabany mantiene su casa a esa temperatura de las 16 a las 19 horas, que resultan ser las más caras. Rabani conserva los ventiladores funcionando y cuenta con una cama de enfriamiento para Rigley, y ambos intentan sobrellevar el calor hasta que pasen las horas pico oficiales de la empresa.
“Esas son mis horas a las que lo tengo a la mayor temperatura que estoy dispuesta a tolerar porque tengo un perro”, agregó. El mes pasado, Rabany dijo que su recibo de la luz rondó los 150 dólares.
La estrategia de enfriamiento de Emily Schmidt en su casa en Tempe, Arizona, también gira alrededor de su perro. El aire acondicionado también es “tema constante de conversación” con su pareja, dijo.
“A veces quisiera poder tenerlo más fresco, pero tenemos que equilibrar el ahorro y que la casa no esté demasiado caliente para nuestras mascotas”, señaló.
Frente a la implacable ola de calor en las últimas semanas, “honestamente me asusta la cantidad a la que pudiera llegar el recibo de la luz, lo que hace de verdad difícil pagar la renta y otros servicios”.
Katie Martin, administradora de mejoras a la vivienda y servicios comunitarios en Foundation for Senior Living (Fundación para la Vida de Adultos Mayores), dijo que ella también toma en cuenta el asunto de las mascotas. Los adultos mayores que tienen ingresos limitados a menudo toman decisiones peligrosas, y con frecuencia no acuden a centros para refrescarse cuando éstos no aceptan mascotas.
“En los últimos años hemos encontrado que la mayoría de los adultos mayores a los que atendemos mantienen sus termostatos en 80 Fahrenheit (26,6 °C) para ahorrar dinero”, agregó.
Muchos también carecen de una red de apoyo de familiares o amigos a los que puedan recurrir en caso de que dejara de funcionar su aire acondicionado.
Las descomposturas pueden ser peligrosas. Modelos del Tecnológico de Georgia muestran que los recintos interiores pueden estar más calientes que el clima a la intemperie, una situación bien conocida por las personas cuyas casas tienen un mal aislamiento térmico en cualquier parte del mundo.
“La temperatura en una casa independiente, de un nivel para una sola familia, con un techo amplio y plano, rebasa los 40 grados en cuestión de horas si carecen de aire acondicionado”, dijo Mallen.
El Ejército de Salvación tiene unos 11 centros para refrescarse en la zona metropolitana de Phoenix. El teniente coronel Ivan Wild, comandante de la división suroeste de la organización, dijo que algunas personas que ahora los visitan no pueden pagar sus recibos de electricidad o carecen de un aire acondicionado adecuado.
“Conversé con una mujer mayor y me dijo que usar el aire acondicionado simplemente es muy caro. Así que ella viene al Ejército de Salvación y permanece algunas horas, socializa con otras personas, y después regresa a su casa cuando ya no hace tanto calor”, agregó.
Aunque el calor es extremoso todos los veranos en Phoenix, Wild dijo que un par de centros de enfriamiento del Ejército de Salvación informaron haber recibido más personas que el año pasado. La organización calcula que, desde el 1 de mayo, han ayudado a casi 24.000 personas frente al calor y distribuido casi 150.000 botellas de agua en Arizona y el sur de Nevada.
Marilyn Brown, catedrática regente de sistemas sustentables en el Tecnológico de Georgia, dijo que los elevados cobros por el uso del aire acondicionado obligan a la gente a reducir sus gastos en otras cosas. “Con frecuencia, la gente deja de gastar en otras cosas para encender su aire acondicionado… quizá se ven obligadas a renunciar a algunas medicinas, a gasolina para su auto para ir al trabajo o a la escuela”, dijo.
“Por esa razón tenemos un alarmante ciclo de pobreza. Es difícil salir de ella, en particular cuando estás atrapado entre la carga de los cobros de la luz y la pobreza”, dijo Brown.
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Beatrice Dupuy, en Nueva York, y Melina Walling, en Chicago, contribuyeron a este despacho.
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The Associated Press recibe apoyo de diversas fundaciones privadas para sus coberturas sobre el clima y el medio ambiente. La AP es la única responsable del contenido.