WELLINGTON, Nueva Zelanda (AP) — Sarah Leslie creyó que estaba presenciando una payasada cuando vio a un soldado estadounidense salir a la carrera hacia Corea del Norte.
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Leslie y su padre, turistas neocelandeses, eran parte de un grupo que partió el martes por la mañana de Seúl hacia la Zona Desmilitarizada entre las Coreas del Sur y del Norte.
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El soldado Travis King se encontraba en el grupo de 43 turistas, dijo Leslie a The Associated Press. Vestía jeans y camiseta, y en ese momento ella no tenía la menor idea de que fuera soldado o tuviera problemas legales.
King, de 23 años, revistaba en la 1ra División Blindada y había purgado casi dos meses en una cárcel surcoreana por agresión. Liberado el 10 de julio, debía viajar el lunes a la base militar de Fort Bliss, Texas, donde posiblemente lo aguardaban nuevas sanciones militares y la baja del ejército.
Leslie dijo que su grupo visitó el Área de Seguridad Conjunta en la aldea de Panmunjom, donde los turistas pueden dar un paso en tierra norcoreana dentro de uno de los edificios, que están bajo administración conjunta. Para participar de ese tour, dijo, es necesario entregar el pasaporte y recibir un permiso de antemano.
El grupo partió de Seúl en bus y Leslie observó que King viajaba solo y aparentemente no hablaba con otros. En una parada compró una gorra DMZ (Zona Desmilitarizada) en una tienda de recuerdos.
El tour ya finalizaba —el grupo había salido del edificio y tomaba fotos— cuando vio a King correr “realmente a toda velocidad”.
“Al principio pensé que un amigo lo estaba filmando y que era como una broma estúpida o una payasada, como esas estupideces que publican en TikTok”, dijo Leslie. Pero entonces escuché a un soldado gritar, ‘paren a ese tipo’”.
Leslie dijo que el grito partió de un soldado estadounidense, de los que patrullan la zona junto con soldados surcoreanos.
Pero los soldados no tuvieron tiempo para reaccionar. Dijo que después de correr unos 10 metros (yardas) por un callejón estrecho entre los edificios azules, King cruzó la frontera y desapareció. Todo duró unos segundos.
Leslie dijo que no vio a nadie del lado norcoreano. Se les había dicho previamente que los norcoreanos mantenían una presencia discreta en el lugar desde el inicio de la pandemia de COVID-19.
Dijo que los soldados los llevaron a un edificio donde les dieron explicaciones.
“La gente no podía creerlo”, dijo Leslie. “Más tarde, en el bus, nos mirábamos en silencio”.