KIEV, Ucrania (AP) — En un modesto gimnasio en el corazón de Kiev, la boxeadora Anna Lysenko dedica largas horas a prepararse para los Juegos Olímpicos de París del año próximo a pesar de los alarmantes ruidos de explosiones en el exterior.
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Lysenko ya tiene experiencia olímpica. Casi obtuvo una medalla en las Olimpiadas de Tokio en 2021, pero en esta ocasión su rutina de entrenamiento se ha visto alterada por la guerra en Ucrania, la cual comenzó hace casi 17 meses cuando Rusia invadió su país.
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En un gimnasio espacioso y bien iluminado con ventanas altas, con frecuencia escucha bombas que estallan en el exterior, ya que la capital ucraniana sigue siendo un blanco para el ejército ruso.
“Es agobiante. Probablemente no me permite sentirme en paz, entrenar y preparame a un ritmo regular”, declaró Lysenko, que portaba una chaqueta deportiva anaranjada con la leyenda “Tokio 2020” en la espalda, la cual evocaba una época en que había más tranquilidad en los entrenamientos.
“La caída constante de proyectiles, u otros motivos de estrés vinculados con la situación del país, parecen estar siempre presentes”, agregó.
A pesar de estos desafíos, Lysenko, de 31 años, se niega a abandonar sus entrenamientos. Ya ha sacrificado casi 10 años de su vida a este deporte, y en Tokio alcanzó los cuartos de final, aunque no logró obtener una medalla olímpica tras perder frente a la boxeadora que a la postre se llevó la de oro. Consciente de que los Juegos de París podrían ser sus últimos, ella persevera, entrenando seis días a la semana con la esperanza de mejorar, ser más rápida y ganar.
Sin embargo, sus posibilidades competir en París siguen siendo inciertas.
En semanas recientes, atletas ucranianos se han perdido campeonatos mundiales o europeos de judo, esgrima y taekwondo, en los que se permitió la participación de rusos y bielorrusos como atletas neutrales.
La semana pasada, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, criticó al gobierno ucraniano por impedir la participación de algunos atletas en eventos de clasificación para los Juegos de 2024 en los que sí participaron rusos y bielorrusos.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy ha dicho que cualquier bandera neutral está manchada de sangre, y en enero invitó a Bach a que lo acompañara a visitar la derruida ciudad de Bájmut.
El COI y Bach dieron forma en marzo a la definición de neutralidad —no respaldar la guerra públicamente, no haber sido contratado por las fuerzas armadas desde febrero del año pasado, competir sin bandera, himno ni colores nacionales_, que las federaciones deportivas deben decidir si aplican, y de ser así, cómo.
“Esto es muy malo”, declaró Lysenko con respecto a la bandera neutral para los rusos y los bielorrusos.
Como atleta ucraniana, le parece “muy desagradable” que ciudadanos de Rusia tendrán la oportunidad de participar en las Olimpiadas. A pesar de la bandera neutral, señaló, los atletas “son ciudadanos de su propio país, lo representan”.
El COI adoptó una posición dura con respecto a Rusia a los pocos días de que comenzó la guerra, exhortando a las federaciones deportivas a excluir a atletas y funcionarios rusos de los eventos internacionales y quitarle al país los derechos de organización.
Sin embargo, a medida que se acercan los Juegos de París, el COI aceptó permitir que algunos rusos compitan, y Bach dijo que excluir a atletas sólo con base en su pasaporte sería discriminación y una violación a sus derechos humanos.
Para Lysenko, una decisión así por parte del COI significa que los atletas ucranianos tienen que competir en una “batalla desigual” con ciudadanos de un país que inició una guerra en su patria.
“Porque allá, los atletas pueden entrenar en paz, nadie les está arrojando proyectiles, no pierden a sus seres queridos, conocidos, amigos. No los pierden en la guerra”, manifestó.
“Para todo atleta profesional, los Juegos Olímpicos son el pináculo de su trayecto deportivo”, agregó. “Como atleta, puedo entender eso. Pero como persona... cuando eres testigo del dolor de tus seres queridos, es muy difícil de aceptar”.
Ella recuerda cómo el otoño pasado, el día en que se suponía que ella y su equipo partirían rumbo al campeonato europeo en Montenegro, Rusia lanzó uno de muchos ataques con misiles contra Kiev. En ese momento, Lysenko se encontraba en las instalaciones olímpicas cerca de la capital.
“Y allí uno realmente podía escuchar esas explosiones, las cosas temblaban de tal manera allí, y ese día teníamos que partir literalmente en dos o tres horas”, recordó. “Cómo dejar a tu familia en condiciones así, cuando está ocurriendo algo como eso... es estresante”.
Incluso cuando ella está en el extranjero para participar en competencias, sus pensamientos siguen arraigados en los sucesos en Ucrania.
Durante los periodos más difíciles, Lysenko no dejó de entrenar. En el invierno, cuando Rusia estaba bombardeando Kiev y el resto del país con docenas de cohetes casi cada semana para destruir la infraestructura energética, Lysenko seguía entrenando incluso sin electricidad.
“Era muy desafiante”, señaló. “Estábamos empezando a entrenar un poco antes para tener algo de luz del exterior”.
La decisión del Comité Olímpico ucraniano de boicotear las competencias de clasificación en las que participen rusos y bielorrusos evoca emociones contradictorias para Lysenko.
“Si ya están prohibiendo la participación de todos y diciendo que es un boicot, entonces debería ser aplicable a todos”, dijo, explicando que, por ejemplo, los tenistas ucranianos siguen participando en competencias en las que juegan rusos y bielorrusos.
Bajo las actuales circunstancias, Lysenko elige competir y luchar.
“Tenemos nuestro propio frente deportivo, y necesitamos ir allá y ganar”, sentenció. Considera que “sería muy decepcionante” si no va a la Olimpiada.
“Ya se le ha puesto mucho empeño para que acabe así, no poder traer una medalla para mi país y representar una vez más a la nación ante todo el mundo olímpico”, declaró Lysenko.
Para cuando se lleven a cabo las Olimpiadas de Los Ángeles en 2028, ella tendrá 36 años.
“Puedo seguir entrenando, pero tengo mis propios planes sobre cómo llevar mi vida y desarrollarme en otras áreas”, declaró Lysenko. “No sólo en los deportes”.
Por ahora, ella sigue entrenando, incluso en periodos en que los rusos atacan Kiev casi todas las noches.
“Una persona se acostumbra a todo”, señaló, e hizo notar que los desafíos que ella enfrenta palidecen en comparación con lo que los soldados ucranianos tienen que soportar.
“Cuando piensas acerca de lo difíciles que son las cosas allá, te das cuenta de que todo es magnífico para ti”, observó Lysenko. “Y seguiremos trabajando aquí porque ellos están haciendo todo allá para permitirnos hacer nuestro trabajo acá, en la retaguardia”.