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UE y América Latina celebran cumbre con la esperanza de volver a acercar posiciones

ARCHIVO - En primera fila, desde la izquierda, el presidente de Bolivia, Luis Arce, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el de Argentina, Alberto Fernández, llegan a la cumbre de la CELAC en Buenos Aires, Argentina, el martes 24 de ener AP (GUSTAVO GARELLO/AP)

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BRUSELAS (AP) — Los mandatarios de países de la Unión Europea y América Latina se abrazaron tímidamente al inicio de su primera cumbre en ocho años. La inauguración del lunes no se convirtió al final en una alegre reunión de viejos amigos.

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Los dirigentes de Latinoamérica y el Caribe llegaron a la sede de la UE en Bruselas con recriminaciones centenarias sobre el colonialismo y la esclavitud al otro lado del Atlántico, y agregaron quejas actuales de que Europa todavía no entiende cómo tratar a las antiguas colonias como socios iguales en el siglo XXI.

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“La mayor parte de Europa fue, y sigue siendo, abrumadoramente la beneficiaria desequilibrada en una relación en la que nuestra América Latina y nuestro Caribe han estado y están unidos en yugo desigual”, dijo el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, país que ocupa actualmente la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), conformada por 33 naciones.

Los dirigentes europeos reconocieron una y otra vez que la explotación del pasado fue fundamentalmente incorrecta, pero insistieron en que los desafíos de hoy sólo pueden abordarse de manera efectiva cuando la UE y los países de Latinoamérica lo hagan juntos.

“Hay que darse cuenta de que en el pasado, no cogíamos el teléfono cuando tenían problemas. Así que hay una molestia muy grave entre muchos países”, dijo el primer ministro holandés, Mark Rutte. “Que nos echen esto en cara ahora también es una prueba de que nosotros, como Europa, a veces actuamos con un poco de arrogancia”.

El resultado fue que los pactos comerciales estancados durante mucho tiempo —como un gran acuerdo entre la UE y el Mercosur— probablemente no esté más cerca de resolverse cuando los gobiernos concluyan su cumbre el martes. Y a pesar de semanas y meses de preparación, una declaración final conjunta aún estaba en el limbo menos de un día antes de que concluya la reunión, donde destacaba una disputa sobre si incluir una condena a la guerra en Ucrania.

Si algo se mostró, fue la mayor confianza de Centro y Sudamérica, impulsada por una gran inyección de fondos de China y el conocimiento de que sus materias primas serán cada vez más vitales a medida que la UE busca poner fin a la dependencia excesiva en los recursos minerales de Beijing.

El último encuentro de este tipo fue en 2015, y desde entonces la pandemia de COVID-19 y los tres años que Brasil estuvo fuera de la CELAC hicieron que el Océano Atlántico que separaba los dos lados pareciera más ancho.

Esa opinión no pudo disiparse a pesar de las promesas de amistad y los compromisos de la UE de gastar 45.000 millones de euros (51.000 millones de dólares) en asociaciones durante los próximos cuatro años.

En cambio, las divisiones —que van desde la guerra en Ucrania hasta el comercio y la deforestación— dieron un toque extra a una reunión que se considerará un éxito simplemente si los participantes acuerdan reunirse con más frecuencia.

Los problemas sobre incluir una referencia a Rusia en la declaración de la cumbre fueron especialmente dolorosos. La UE reitera su apoyo inquebrantable a Ucrania casi a diario. La CELAC está integrada por naciones como Cuba y Venezuela, cuyas posturas sobre Rusia contrastan con casi todas las de las naciones de la UE y de otras que son neutrales en la guerra y destacan otros conflictos globales que reciben menos atención.

Mientras la UE busca una redacción más contundente sobre la guerra, Gonsalves señaló que “esta cumbre no debe convertirse en otro inútil campo de batalla para los discursos en este tema, el cual ha sido y sigue siendo abordado en otros foros más relevantes”.

Holanda, Francia, España y Portugal son países de la UE con vínculos al continente americano que se remontan varios siglos y que se basaron durante mucho tiempo en la explotación y la esclavitud. E incluso desde que los países se independizaron de las potencias europeas, el comercio a menudo ha sido visto como unilateral, en el que los europeos eran los únicos beneficiados.

En el siglo XXI, China ha estado impulsando constantemente su influencia y su acercamiento comercial en lo profundo de Latinoamérica, y la UE reconoce que tiene una batalla geoestratégica en sus manos.

“Muchas empresas europeas han perdido terreno”, dijo Parsifal D'Sola, director ejecutivo del Centro de Investigaciones entre China y América Latina.

Sin embargo, no se puede exagerar la influencia de Europa en América Latina, en particular en lo referente a la economía. El comercio anual entre los dos bloques se ha incrementado un 39% en la última década a 369.000 millones de euros (414.000 millones de dólares). La inversión de la UE en la región es de 693.000 millones de euros (777.000 millones de dólares), un crecimiento del 45% en los últimos 10 años. El bloque europeo tiene acuerdos comerciales con 27 de los 33 países de la CELAC.

Es por eso también que el mayor problema es el acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur (conformado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay), el cual lleva cinco años sin ratificación.

Desbloqueen ese acuerdo, y la prosperidad compartida sería la recompensa para todos los involucrados, afirmó Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. “Todo eso está al alcance si concretamos el acuerdo entre el Mercosur y la UE. Nuestra ambición es resolver las diferencias restantes lo más pronto posible”.

Varias naciones de la UE tienen influyentes cabilderos agrícolas que buscan mantener al margen a naciones productoras de carne como Brasil y Argentina. Y después de que el entonces mandatario brasileño Jair Bolsonaro permitió que la deforestación en la Amazonía alcanzara su punto más alto en 15 años, los países del bloque europeo han estado insistiendo en estándares ambientales más estrictos.

“Concretar el acuerdo Mercosur-UE es una prioridad y debe estar basado en la confianza mutua, no en las amenazas”, dijo el actual presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. “La defensa de los valores ambientales, la cual todos compartimos, no puede ser una excusa para el proteccionismo”.

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Los periodistas de Associated Press Megan Janetsky en Ciudad de México, David Biller y Eléonore Hughes en Río de Janeiro, y Angela Charlton en Bruselas, contribuyeron a este despacho.

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