CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Centenares de manifestantes, algunos de ellos montados a caballo y cargando entre sus manos gallos, marcharon el jueves en la capital mexicana para protestar contra las iniciativas que buscan prohibir en México las peleas de gallos y las corridas de toros, dos centenarias tradiciones que han encontrado resistencia entre numerosos activistas que luchan contra el maltrato animal.
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Al ritmo de rancheras y entre pancartas en la que se leía “en defensa de nuestras tradiciones”, cientos de personas se movilizaron desde la céntrica avenida Paseo de la Reforma hasta la principal plaza de la capital, el Zócalo, en una colorida movilización en la que algunos de los manifestantes simulaban pases de toreo con la ayuda de figuras de toros.
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La marcha se desarrolló de manera pacífica, aunque algunos de los marchistas a su paso frente al Congreso de la Ciudad de México lanzaron huevos hacia la fachada del edificio en rechazo a una norma aprobada este año que prohibió las peleas de gallos en la capital.
“La finalidad de esta marcha es defender nuestro patrimonio cultural”, afirmó el criador de gallos Guillermo López Maya, quien aseguró que las peleas de ese tipo de ave de corral forman parte de “la esencia de México” que se practica en el país desde los tiempos de la colonia.
En febrero, decenas de personas realizaron una protesta frente a la Cámara de Diputados para exigir a los congresistas la aprobación de una ley que prohíba en todo el país las corridas de toro, que se han suspendido en la capital por medidas judiciales.
Aunque en México hay un fuerte movimiento contra las peleas de gallo y las corridas de toro, en algunos estados centrales se mantienen y se protegen con legislaciones estatales esas tradiciones. La Suprema Corte de Justicia de la Nación rechazó el año pasado que el estado norteño de Nayarit declarara la fiesta taurina y las peleas de gallos “patrimonio cultural inmaterial”.
Pese a que existen prohibiciones, en muchas regiones del país se realizan de manera clandestina las peleas de gallos, una actividad que tiene entre sus seguidores a integrantes de grupos criminales.
