BELGRADO, Serbia (AP) — Fernando Almeyda Rodríguez y Remy Hernández son dos amigos de Cuba, vinculados por el deseo de luchar por la democracia en su país, pero eso ha tenido un costo.
Los dos hombres —de 31 y 27 años respectivamente—se vieron obligados a huir de Cuba después de las grandes protestas de 2021, a fin de huir de la persecución por su activismo. Una ruta migratoria inesperada los llevó a Serbia, en el extremo sureste de Europa, en la península de los Balcanes, donde buscaron asilo político.
Rodríguez y Hernández eligieron Serbia porque estaba entre los pocos países del mundo que no requerían visas de entrada para los cubanos. Sin embargo, Belgrado derogó desde entonces su sistema de libre circulación, cerrando un pasaje a Europa utilizado por muchos cubanos que han huido de su país desde hace décadas.
Serbia adoptó la medida bajo presión de la Unión Europea, a la que quiere adherirse. Belgrado también se vio obligado a imponer visas a los ciudadanos de países como Burundi, India y Túnez, que se han vuelto una fuente de migrantes hacia el bloque de 27 naciones.
Para Rodríguez, sin embargo, la decisión sólo significa que los cubanos como él ahora tendrán menos opciones si desean huir para evitar la presión del régimen comunista o escapar de la agobiante pobreza en la isla.
“Cuba se parece más o menos a una especie de campo de concentración, en el que tu única opción es morir en silencio y no quejarte”, expresa, hablando en inglés. “Muchas de estas (personas) son casos humanitarios o casos de refugiados y les cierran la puerta ¿Qué pasará con estas personas?”.
Las buenas relaciones entre La Habana y Belgrado se remontan a la época en que Serbia era parte de la antigua Yugoslavia dirigida por los comunistas, lo que resultó en el surgimiento de una pequeña comunidad cubana en la nación balcánica. El mes pasado, Belgrado recibió al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, en momentos en que el presidente populista de Serbia, Aleksandar Vucic, enfrenta semanas de protestas callejeras contra su gobierno cada vez más autocrático.
Rodríguez dijo que se vio obligado a esconderse durante meses en Cuba para evitar ser arrestado, antes de que al final volara a Belgrado vía Fráncfort, Alemania, en febrero de 2022. Era “cárcel o irse”, relata a The Associated Press en una entrevista.
“Pasé más de seis meses jugando al escondite con... la policía”, agrega Rodríguez. “No dejaría de luchar por los derechos humanos en mi país”.
Luego de su llegada a Serbia, el gobierno le otorgó asilo a Rodríguez. El procedimiento para la solicitud de Hernández se está procesando todavía.
El abogado serbio Nikola Kovacevic, que representó a Rodríguez en el proceso de asilo, considera que los cambios en las políticas de visas de Serbia expondrán a muchos refugiados de Cuba, África y Asia a caminos mucho más largos, peligrosos y complicados para llegar a Europa.
La anterior “era la ruta más segura hacia la protección”, manifiesta Kovacevic. “Y ahora ya no existe, fue cancelada. Las opciones para estas personas se han reducido”.
Los activistas que defienden a los migrantes han criticado repetidamente a los países de la UE por las presuntas repatriaciones ilegales de inmigrantes y los esfuerzos para mantener las fronteras cerradas, incluso cuando cientos mueren tratando de cruzar rutas peligrosas por mar o en manos de traficantes humanos.
El mes pasado, los países de la UE acordaron una reforma de las leyes de asilo y una responsabilidad compartida para los migrantes que ingresan a Europa sin autorización. Hungría y Polonia se opusieron al acuerdo, lo que refleja la desunión en el bloque sobre la inmigración.
Tanto Rodríguez —quien es un conocido abogado y activista de derechos humanos en Cuba— como Hernández, un artista y profesor de Arte, insisten que no tenían otra opción que la de huir de un gobierno represor.
Las protestas de julio de 2021 fueron las más grandes en Cuba en décadas. Decenas de personas fueron encarceladas después de las manifestaciones masivas que estallaron por primera vez debido a los apagones y la escasez que se dispararon durante la pandemia de COVID-19.
Rodríguez era un miembro destacado del grupo Archipiélago, que se mostraba activo en las redes sociales. Hernández dice que perdió su trabajo como profesor de Arte en una escuela secundaria de La Habana porque publicó caricaturas en una revista satírica crítica de las autoridades comunistas.
“Me expulsaron de la escuela donde trabajo, de la profesión que yo estudié toda mi vida, de la que me había graduado, por problemas ideológicos y no estar afín a la ideología del Partido Comunista. Me expulsan”, afirma.
Hernández comenta que muchos de sus amigos y familiares también han huido en los últimos años como parte de un enorme éxodo. En Cuba, agrega, “la situación es muy mala. O sea, no hay comida, no hay electricidad, no hay medicinas para una señora de 80 años en cama. O sea, es una situación muy, muy mala”.
La mayoría de los cubanos que huyen de la isla todavía tratar de ir a Estados Unidos. En menor proporción, también han tratado de llegar a Europa, principalmente España, a través de Moscú o Serbia. Hasta el momento, 56 cubanos manifestaron su intención de buscar asilo en Serbia en el primer semestre de 2023, cifra que se espera disminuya por el cambio en el régimen de visas.
Kovacevic, el abogado serbio, dice que el número de cubanos que han utilizado Serbia como puerta de entrada a Europa representa apenas una fracción en comparación con otras nacionalidades que migran a lo largo de la llamada ruta terrestre de los Balcanes Occidentales. Asegura que las previas políticas relajadas de Serbia en cuanto a visas salvaron vidas.
“Cualquier huida de refugiados no es algo digno”, agrega Kovacevic. “Pero al menos llegas directamente a un lugar seguro y luego solicitas asilo, (lo que) es mucho mejor que saltar 15 fronteras donde te van a golpear 20 veces, empujarte, extorsionarte y humillarte”.
“Esta es la forma en que las personas deben tener rutas seguras”, declara. “Y este no es el caso ahora”.