Hunter Biden, el hijo del presidente estadounidense Joe Biden cuyo acuerdo con la fiscalía por cargos de evasión fiscal y posesión ilegal de armas fue hecho público el martes, no es el primer familiar de un mandatario cuyos problemas personales han llegado a los titulares y causado dolores de cabeza en la Casa Blanca.
PUBLICIDAD
Biden hijo se declarará culpable de delitos menores de evasión fiscal en un acuerdo que también le permite evitar un juicio completo por un cargo grave de posesión ilegal de un arma de fuego cuando era consumidor de drogas, siempre y cuando acate ciertas condiciones. El acuerdo pone punto final a una larga investigación del Departamento de Justicia a Hunter Biden, de quien se sabía desde hace mucho tiempo que tenía problemas de adicción.
PUBLICIDAD
Los hijos de los mandatarios estadounidenses suelen despertar fascinación y curiosidad, y el público está muy pendiente de cualquier movimiento que hagan.
El hijo del expresidente Donald Trump, Donald Jr., por ejemplo, ocupó espacios noticiosos por reunirse con agentes rusos que ofrecieron información perjudicial sobre Hillary Clinton durante la campaña presidencial de 2016.
A veces la conducta llamativa no pasa de diabluras, como en el caso del pequeño Quentin Roosevel (hijo de Teddy), que rodó su vagón de juguete por una pintura de la primera dama. O Alice Roosevelt, hermana de Quentin, que usaba lenguaje soez, iba a fiestas con su serpiente mascota y estaba tan decidida a fumar en la Casa Blanca que una vez convocó una conferencia de prensa en la azotea y encendió un cigarrillo ahí.
“Una de dos: puedo dirigir al país o atender a Alice, pero quizá no ambas cosas”, comentó el presidente en una frase que se hizo famosa.
Otras malas conductas de hijos de presidentes han sido más serias y han infringido la ley.
Jenna y Barbara, las gemelas del presidente George W. Bush, fueron multadas y sancionadas por infringir la ley sobre consumo de alcohol en 2001. Jenna Bush Hager, que ahora trabaja como conductora de televisión para NBC, describió durante una conversación en “Today with Hoda & Jenna” la reacción de su padre cuando ella intentaba disculparse.
“Cuando llamé a papá para decirle: ‘de verdad lo siento’… él dijo: ‘No, yo lo lamento’”, según Bush Hager. “Él dijo: ‘Yo lo lamento, te dije que podías ser normal, y no puedes. No puedes pedir margaritas’”. “Los avergonzamos en la escena mundial, aunque nunca lo dijeran”, agregó.
Tanto John Adams, el segundo presidente de Estados Unidos, como su hijo John Quincy Adams, el sexto, tuvieron hijos que sufrían de alcoholismo. George W. Bush, también hijo de un futuro presidente, fue arrestado por manejar ebrio en 1976 cuando tenía 30 años, y decidió dejar el alcohol una década después.
“No me ayudes, hermanito”
Para varios presidentes, las transacciones financieras de sus familiares han resultado en una publicidad desagradable.
Un ejemplo notable fue el de Billy Carter, hermano menor del presidente Jimmy Carter, que era aficionado a la cerveza y adquirió notoriedad por haber emitido declaraciones racistas y antisemitas cuando se registró como un agente pagado del gobierno libio y aceptó 220 mil dólares de Trípoli.
Después de que Billy Carter describiera a los libios como “los mejores amigos que tengo en el mundo en este momento”, sus acciones fueron investigadas por la Comisión de Asuntos Jurídicos del Senado, que votó de manera unánime para establecer un panel que indagara los negocios del hermano del mandatario en el extranjero. La comisión de aquel entonces incluyó al joven senador Joe Biden.
Richard Nixon solicitó alguna vez a la CIA que “cubriera totalmente” a su hermano Donald, cuyas relaciones de negocios —decía el mandatario— lo habían perjudicado electoralmente, según libros escritos por excolaboradores de Nixon. Aunque la CIA declinó, el Servicio Secreto aceptó mantener vigilado a Donald, que tenía vínculos con el multimillonario Howard Hughes y una vez recibió un préstamo de él por 205 mil dólares.
Los hermanos de la exprimera dama Hillary Clinton —Tony y Hugh Rodham— fueron reprendidos públicamente por el gobierno de su cuñado debido a la creación de una empresa para exportar avellanas de la República de Georgia con asistencia de un rival político de Eduard Shevardnadze, quien gobernaba ese país en aquella época.
Aunque la Casa Blanca de Clinton se distanció de esos tratos, no dudó en ofrecer asistencia presidencial a otros miembros de la familia.
Poco antes de dejar el cargo en 2001, el presidente Bill Clinton indultó a su medio hermano, Roger, por un delito relacionado con drogas en 1985 que incluyó asociación delictuosa para distribuir cocaína. El presidente dijo que esa condena ayudó a cambiar la vida de Roger Clinton, y dijo al entonces fiscal federal Asa Hutchinson, quien hoy día busca la candidatura presidencial republicana, que el episodio posiblemente salvó la vida de su hermano.
“El juicio fue muy duro para la familia y el entonces gobernador Clinton reaccionó como lo habría hecho un hermano amoroso”, dijo Hutchinson en su momento a The Associated Press. “No he dado estrecho seguimiento a Roger, pero sé que hizo un esfuerzo para cambiar de rumbo”.