CIUDAD DE GUATEMALA (AP) — El proceso electoral en Guatemala, que llama a las urnas el domingo para elegir presidente, vicepresidente, miembros del Congreso y otras autoridades locales, arrancó con tropiezos desde el momento de la inscripción.
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Se ha convertido en una de las convocatorias electorales más turbulentas de la historia de Guatemala por polémicas decisiones de la autoridad electoral al negar la inscripción de unos candidatos, revertir la de otros ya inscritos y aceptar la de algunos nombres que, a priori, presentaban incompatibilidades con la legislación del país centroamericano.
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Además de las tres candidaturas presidenciales excluidas hasta ahora, más de 1.200 candidatos a vicepresidente, alcaldes y escaños en el Congreso también se han mantenido fuera de las boletas.
En Guatemala no hay reelección, por lo que el presidente Alejandro Giammattei no corre en la contienda.
¿QUÉ ESTÁ EN JUEGO EN LA VOTACIÓN DEL DOMINGO?
Los guatemaltecos mayores de 18 años están llamados a las urnas cada cuatro años.
Cada votante recibirá cinco papeletas. Entre ellas, habrá una blanca con los rostros de los 22 binomios presidenciales y otra rosada con logotipos de los partidos políticos que compiten para alcaldes.
Gana la presidencia quién obtenga mayoría absoluta (50% más un voto) en primera vuelta; de no haber un ganador con suficiente respaldo, los dos candidatos más votados se medirán en una segunda vuelta el 20 de agosto.
Los votantes también recibirán una boleta verde con quienes se postulan para diputados al Congreso por listado nacional, otra azul para legisladores por el distrito central y, finalmente, una papeleta color amarillo para el Parlamento centroamericano.
Dos días antes de la elección todos los partidos deberán finalizar su campaña electoral, así como la publicación de encuestas y estudios de opinión.
Unos 9,2 millones de guatemaltecos están empadronados y listos para votar. Más del 50% de los sufragantes son mujeres.
¿CÓMO ES LA OFERTA ELECTORAL EN GUATEMALA?
La población guatemalteca podrá elegir entre una variedad de partidos políticos que caminan mayoritariamente bajo una tendencia de derecha: son 19 binomios políticos frente a tres considerados de izquierda o progresista.
Los tres candidatos con más respaldo, según las últimas encuestas, son precisamente del lado más conservador del espectro: la ex primera dama Sandra Torres, el ex diplomático Edmond Mulet y Zury Ríos Sosa, hija del ex dictador fallecido Efraín Ríos Montt. Centraron sus propuestas de campaña en ofrecer una política de mano dura, como la estrategia del presidente salvadoreño Nayib Bukele.
Por el lado de izquierda o de liderazgos progresistas hay tres opciones: el movimiento Semilla, la coalición del URNG-Maíz con el Movimiento Político Winaq y el partido VOS. Estas propuestas abogan por luchas frontales anticorrupción, por la defensa de los derechos de grupos vulnerables y poblaciones indígenas, el fortalecimiento de la democracia y el reconocimiento de un país plural.
¿QUIÉNES SON LOS TRES BINOMIOS FAVORITOS?
Sandra Torres, ex esposa del expresidente social demócrata Álvaro Colom (2008-2012), corre acompañada de Romeo Guerra, un pastor evangélico, pese a que la constitución prohíbe que haya candidatos miembros de alguna religión. El aspirante a vicepresidente renunció a su credo antes de inscribirse y fue refrendado tanto por la autoridad electoral como por la Corte de Constitucionalidad. El binomio ofrece bolsas solidarias de víveres para grupos vulnerables.
Zury Ríos Sosa propone muerte civil a condenados por corrupción, aplicar la pena de muerte y protección a la propiedad privada, así como mejorar la infraestructura hospitalaria. Su candidatura fue cuestionada porque la constitución prohíbe optar al cargo a jefes de estado de facto, (como lo fue su padre entre 1982 y 1983) y a sus familiares, hasta cuarto grado de consanguinidad.
Mulet ofrece medicinas gratuitas y apoyo a ancianos o madres solteras. Fue uno de los pocos políticos que se pronunció contra la criminalización de periodistas, lo que le valió una denuncia de la Fiscalía, acusándolo de obstrucción a la justicia, que no avanzó en tribunales.
Mulet planteó que, de llegar a la presidencia, terminaría con la administración de la fiscal general Consuelo Porras, a quién se señala como impulsora de la persecución a operadores de justicia. En 2021, el gobierno estadounidense sancionó a Porras retirándole la visa de entrada por obstruir la lucha anticorrupción y socavar la democracia en Guatemala.
Los tres candidatos punteros también firmaron una propuesta de grupos radicales de defensa de la vida, familia y libertad que aboga contra los derechos sexuales y reproductivos y contra la comunidad LGBTI.
¿POR QUÉ EL DESBALANCE IDEOLÓGICO?
Desde hace casi 70 años, ningún partido de izquierda ha gobernado el país. Entre 1945 y 1954 hubo dos gobiernos revolucionarios: el de Juan José Arévalo Bermejo y Jacobo Arbenz Guzmán, que implementaron el seguro social, derechos de los trabajadores e impulsaron una reforma agraria, pero que terminaron con un golpe de Estado.
Tras una serie de gobiernos militares de derecha y una guerra civil de 36 años (1960-1996), con el regreso del país a la democracia en 1986, la tendencia conservadora sólo ha sido brevemente interrumpida dos veces por dos gobiernos socialdemócratas centristas en 1986 y 2008.
Los últimos cuatro gobiernos (general Otto Pérez Molina —2012-2015—, Alejandro Maldonado Aguirre —2015-2016—, Jimmy Morales —2016-2020— y Giammattei —2020-2024— han sido encabezados por la derecha conservadora y radical, con acusaciones de corrupción.
“El electorado es altamente ideológico, al mismo tiempo un electorado apartidista, no se identifica con un partido”, opina Vaclav Masek, sociólogo guatemalteco y profesor de la Universidad del Sur de California (USC) en Estados Unidos.
La escasa oferta electoral también se debe a un sistema político fallido, dice el académico, que recuerda que los partidos políticos guatemaltecos tienen escasa vida. “Llegan a su primera elección, compiten y mueren, no tienen suficiente potencia para seguir, duran unos siete años”, agregó.
¿QUÉ CANDIDATOS QUEDARON EXCLUIDOS?
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) es el ente rector de los comicios, sin embargo, las cortes de justicia tienen jurisdicción para resolver divergencias sobre las candidaturas.
A inicios de año, el TSE truncó la candidatura de Thelma Cabrera, única mujer indígena con aspiración presidencial, y de su compañero de binomio Jordán Rodas, exprocurador de Derechos Humanos. Corrían por el Movimiento Para la Liberación de los Pueblos (MLP) pero un inconveniente administrativo por falta de un documento dejó fuera a Rodas y, con él, Cabrera.
También se cayeron de la papeleta electoral las candidaturas de los políticos de derecha populista de Roberto Arzú y Carlos Pineda. El primero por decisión del Tribunal Supremo Electoral por haber empezado supuestamente la campaña antes de tiempo y el segundo, que encabezaba las encuestas de intención de voto, por la impugnación de su nominación por parte de un rival ante los tribunales.
Esas exclusiones han sido criticadas por Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos, entre otros entes. Muchos piensan que esto podría sobrevenir en un alto nivel de abstencionismo.