Un grupo defensor de los derechos del consumidor está pidiendo un paro nacional de una semana en el consumo de pasta a partir del 22 de junio después de que el gobierno sostuvo una reunión de emergencia el mes pasado y decidió no intervenir en la alza de los precios.
PUBLICIDAD
Comensales están hartos luego de que el costo de los platillos esenciales en cada mesa italiana se incrementó al doble de la tasa inflacionaria.
PUBLICIDAD
Échale un ojo: ¿Injusto? Personas gastan más de mil pesos en una cena y dejan 6 pesos de propina
“La huelga del macarrón es para ver si el dejar la pasta en los anaqueles hará que los precios bajen, en la gran tradición anglosajona de boicotear bienes”, argumentó Furio Truzzi, presidente del grupo, Assoutenti. “El precio de la pasta está absolutamente fuera de proporción con los costos de su producción”.
Los precios de los comestibles se han incrementado más agudamente en Europa que en otros países desarrollados e impulsados por un incremento en los costos laborales y de la energía, y el impacto de la guerra en Ucrania. Eso ocurre a pesar de que los costos de los alimentos básicos han disminuido durante meses tras alcanzar alturas récord, incluido el trigo para la harina que se usa en la pasta.
Las tiendas y los proveedores son acusados de “inflación por avaricia” para incrementar sus ganancias, pero los economistas dicen que las ganancias al por menor han permanecido estables y que el problema se reduce al mayor costo para producir alimentos.
Debido a que sienten la presión, algunos gobiernos en Europa establecieron topes en los precios de algunos alimentos básicos o han presionado para alcanzar acuerdos con las tiendas de comestibles con el fin de de reducir los costos, algo que es popular entre el público pero que en realidad puede agravar los precios.
Algunos consumidores como Noée Borey, una mujer de 26 años que escogía comestibles en una tienda de cadena en París, dijo que está totalmente a favor de que se establezcan topes para ciertos tipos de alimentos con el fin de ayudar a los trabajadores de bajos ingresos y a los estudiantes. Ella compra menos carne y opta por tiendas de comestibles menos caras.
“Inevitablemente, todos los productos que compro se han incrementado en 20%, ya sea mantequilla o moras”, señaló Borey. “Ya no estoy comprando cerezas porque cuestan 15 euros (aproximadamente 281 pesos) el kilo. En lo que respecta a los exorbitantes precios de los alimentos, los italianos gritan: ¡ya basta!”.
El gobierno francés alcanzó un acuerdo por tres meses con las cadenas de supermercados para que recorten los precios de cientos de alimentos de primera necesidad y de otro tipo, el cual se prevé se extienda a lo largo del verano. Gran Bretaña está sopesando una medida similar.
Hungría tiene la mayor inflación en alimentos de la Unión Europea, y Croacia ordenó controles de precios para artículos como el aceite de cocina, algunos cortes de carne de cerdo, la harina de trigo y la leche.
El gobierno italiano dice que fortalecerá el monitoreo de precios trabajando más de cerca con las 20 regiones del país, pero no impondrá límites así. España evitó los controles de precios, pero abolió el impuesto al valor agregado en productos esenciales y redujo a la mitad el impuesto al aceite de cocina y la pasta, a 5%.
También puedes leer: ¡Ni te lo imaginas! Gasto en comida callejera alcanza para llenar 2 veces la despensa
Las medidas llegan en un momento en que los bancos de alimentos enfrentan creciente demanda en algunos países. “Las cosas no están mejorando; están empeorando para la gente”, dijo Helen Barnard de Trussell Trust, un organismo de caridad que opera más de la mitad de los bancos de alimentos de Gran Bretaña.
“Antes, podías obtener dos paquetes (de pasta) por un euro”, dijo Carlo Compellini, un jubilado que hacía sus compras en el centro de Roma. “Ahora con dos euros te llevas tres paquetes”. La inflación está haciendo que muchas personas ya no puedan darse pequeños gustos, lo que ha creado una nueva brecha entre los que tienen y los que no.