MBIRIKANI, Kenya (AP) — Parkeru Ntereka perdió casi la mitad de su rebaño de cabras a manos de leones hambrientos que entraron en su corral ubicado cerca del icónico parque nacional Amboseli de Kenia.
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La pérdida del hombre de 56 años fue noticia en el país del este de África, ya que provocó la muerte con lanza de seis leones en represalia por parte del pueblo maasai, que ha coexistido con animales salvajes durante siglos.
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La matanza destaca el creciente conflicto entre humanos y vida silvestre en partes del este de África que, según los conservacionistas, se ha visto exacerbado por años de sequía.
Al mismo tiempo, ha aumentado la población de depredadores dentro de los parques. El hambre y la sed los hacen ir a las comunidades.
Ntereka lamentó la pérdida de sus 12 cabras: “Vendo este ganado para pagar las cuotas escolares. No sé cómo voy a pagar la secundaria de algunos de mis hijos”, dijo el padre de ocho hijos.
La Fundación Big Life, que ejecuta programas de conservación en el área, ofrece compensación a los pastores que pierden su ganado a manos de los depredadores.
Pero la compensación es menor de lo que las vacas, cabras y ovejas cuestan en el mercado.
El pastor Joel Kirimbu dijo que la compensación debe coincidir con su valor en el mercado.
“Las vacas son caras y pueden llegar a costar hasta 80.000 chelines kenianos (577 dólares) cada una. Uno no puede comparar 80.000 chelines con 30.000 chelines. Recibimos muy poca compensación. Por eso nos enojamos y, a pesar de recibir una compensación, salimos y matamos a los leones”, dijo a The Associated Press.
Rosi Lekimankusi, madre de cinco hijos, dijo que 13 de sus cabras fueron asesinadas por leones en el mismo pueblo, Mbirikani, en el condado de Kajiado, a solo 150 kilómetros (93 millas) de la capital, Nairobi.
“Esta es una gran pérdida para nosotros porque mi esposo y yo no tenemos otros trabajos”, dijo a The Associated Press mientras estaba parada afuera de su corral de cabras.
Su mayor temor es que tales ataques de leones se vuelvan aún más comunes en su pueblo maasai.
La Fundación Big Life, que ha llevado a cabo el programa de compensación durante 20 años, dice que no puede pagar el precio de mercado, pero afirma que la cantidad no puede ignorarse porque al menos expresa su solidaridad con los pastores por su pérdida.
Agregó que la fundación también otorga becas a la comunidad para niños locales y apoyo para instalaciones médicas.