KIEV (AP) — El jefe del contratista militar ruso Grupo Wagner de nuevo contradijo al Kremlin en el tema de Ucrania, afirmando que su propósito de desmilitarizar al país ha fracasado. Reconoce que las fuerzas rusas han matado a civiles y coincide con estimados occidentales de que Rusia ha perdido más de 20.000 efectivos en la batalla por Bájmut.
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Yevgeny Prigozhin dijo que alrededor de la mitad de los que murieron en esa ciudad del oriente ucraniano eran convictos rusos sacados de la cárcel para pelear en Ucrania. Ello marca un agudo contraste con la cifra oficial de Moscú, de que 6.000 soldados rusos habían caído en la guerra hasta enero. Como punto de comparación, la cifra de soldados soviéticos muertos en la guerra de Afganistán en 1979-1989 fue de unos 15.000. Ucrania no ha dicho cuántos de sus soldados han caído desde que Rusia inició su invasión en febrero de 2022.
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En Washington, funcionarios estadounidenses dijeron el miércoles que los estimados de Prigozhin coinciden con los suyos, de que las pérdidas rusas se han acelerado. La Casa Blanca estimó hace unos días que Rusia ha sufrido unas 100.000 bajas, incluyendo 20.000 muertos en combate, desde diciembre. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, dijo en ese entonces que aproximadamente la mitad de las muertes rusas eran del Grupo Wagner.
Analistas creen que muchos de los muertos en los nueve meses de lucha por Bájmut eran convictos rusos que recibieron escaso entrenamiento militar.
Prigozhin —un exconvicto— ha criticado frecuentemente a las autoridades militares rusas por no darle a sus hombres suficientes municiones. También ha cuestionado sus tácticas, su compromiso y su liderazgo, y se ha quejado que no le han dado el mérito apropiado a sus tropas por sus logros.
Prigozhin ha resaltado los sacrificios de sus unidades, y el sábado hizo alarde de lo que, según dijo, fue la captura rusa de la ciudad de Bájmut.
En entrevista el martes en la noche con Konstantin Dolgov, un analista político prorruso, Prigozhin fue incluso más allá, al cuestionar el razonamiento dado por el presidente ruso Vladímir Putin para lanzar la guerra. Prigozhin aseveró que el objetivo ruso de “desmilitarizar” a Ucrania ha tenido el efecto contrario, ya que la capacidad militar ucraniana se ha fortalecido con las armas y el entrenamiento occidentales.
Al invadir Ucrania, Putin también dijo que buscaba reforzar la seguridad de Rusia y evitar que Ucrania se integre a la OTAN. Desde que comenzó la guerra, Ucrania ha solicitado integrarse a la alianza, y han aumentado los ataques fronterizos en Rusia.
En Washington, Kirby especuló el miércoles sobre los posibles motivos de Prigozhin.
“Y es posible que esto sea una manera mórbida en la que él ... esté tratando de atribuirse lo que sea que han logrado en Bájmut, y al mismo tiempo esté tratando de avergonzar públicamente al Ministerio de Defensa, diciendo que el costo en sangre y dinero fue del Grupo Wagner y no de las fuerzas rusas”, expresó Kirby.
En la entrevista, Prigozhin reconoció también que las fuerzas del Kremlin han asesinado a civiles durante la guerra, algo que Moscú ha negado repetida y enérgicamente.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), en lo que califica como una cifra probablemente muy baja, estima que desde febrero de 2022 hasta abril de 2023, ha habido 22.734 bajas civiles en Ucrania: 8.490 muertos y 14.244 heridos.
Prigozhin, un adinerado empresario, cuya relación con Putin se remonta varios años y que es conocido por sus bravatas —a menudo salpicadas de obscenidades— hizo en el pasado afirmaciones no verificables, de algunas de las cuales se retractó más tarde.
A principios de mes, sus voceros publicaron un video en el que aparecía gritando, maldiciendo y señalando a unos 30 cuerpos uniformados tendidos sobre el piso, diciendo que eran combatientes del Grupo Wagner que habían muerto ese mismo día. Además, afirmó que el Ministerio de Defensa de Rusia había escatimado munición a sus hombres y amenazó con abandonar la batalla por Bájmut.
Prigozhin con frecuencia ha advertido sobre una inminente contraofensiva ucraniana, y en la entrevista del martes dijo que, debido al continuado respaldo occidental, Ucrania podría expulsar a las tropas rusas del sur y el este del país, así como de la península de Crimea, territorio ucraniano que Rusia se anexó en 2014.
“Un escenario pesimista: los ucranianos han recibido misiles, preparan tropas, por supuesto continuarán su ofensiva, tratarán de contraatacar”, dijo. “Atacarán Crimea, intentarán volar el puente de Crimea (hacia territorio continental ruso), cortarán (nuestras) líneas de suministro. Por lo tanto, tenemos que prepararnos para una guerra dura”.
Las declaraciones de Prigozhin parecen confirmar que la estrategia ucraniana está surtiendo efecto. Funcionarios ucranianos han dicho que su objetivo en Bájmut era agotar a las fuerzas rusas, distrayéndolas de proteger otras zonas, y hacer tiempo para que lleguen más armas y municiones occidentales y para que se completen más entrenamientos.
La prensa estatal y pro-Kremlin de Rusia no reportó sobre la entrevista con Prigozhin, que fue transmitida en un canal de Telegram con solo 50.000 seguidores, y por lo tanto es poco probable que sea vista ampliamente dentro de Rusia. La entrevista tampoco fue mencionada por los blogueros militares rusos, cuyos canales de Telegram se han convertido en populares fuentes de información sobre la guerra para muchos rusos.
El Estado Mayor ucraniano reportó el miércoles que los “intensos combates” continuaban en el interior de Bájmut, días después de que Rusia dijese que había tomado la devastada ciudad por completo.
Bájmut está en la provincia de Donetsk, una de las cuatro anexionadas ilegalmente por el Kremlin el pasado otoño.
El jefe de las fuerzas terrestres ucranianas, Oleksandr Syrskyi, dijo que las tropas de Kiev “continúan su operación defensiva” en Bájmut, y han logrado “éxitos” no especificados en las afueras de la ciudad, pero no ofreció más detalles.
Las autoridades ucranianas han insistido en que la batalla por Bájmut no ha terminado.
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Kozlowska reportó desde Londres; Yuras Karmanau en Tallínn, Estonia, Aamer Madhani en Washington y Andrew Katell en Nueva York.