El canciller alemán apunta que la iniciativa es, en el fondo, un mensaje de advertencia a Rusia
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HIROSHIMA (JAPÓN), 21 (DPA/EP)
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El canciller alemán, Olaf Scholz, ha asegurado este domingo que la decisión de entrenar a pilotos ucranianos no está vinculada con la pronta entrega de aviones de combate, y más bien ha hablado de la decisión un mensaje de advertencia para Rusia.
"Todo lo relacionado con la formación de pilotos es, al fin y al cabo, un proyecto a más largo plazo", ha declarado Scholz al margen de la cumbre de los países del Grupo de los Siete (G7) en Hiroshima, Japón. Estados Unidos aún no ha decidido finalmente "qué habrá al final de la formación", añadió.
El proyecto es, ante todo, un mensaje dirigido a quienes atacaron Ucrania, ha subrayado canciller, antes de avisar a Moscú que el apoyo a Kiev no va a disminuir cuanto más dure la guerra. "El mensaje sigue siendo que Rusia debe retirar sus tropas", comentó Scholz.
Estados Unidos dio luz verde al entrenamiento de pilotos de aviones de combate durante la cumbre del G7 de las principales potencias económicas democráticas celebrada en Hiroshima.
La iniciativa está apoyada por Reino Unido, Francia, Bélgica, Dinamarca y Portugal. Sin embargo, por ahora no se ha decidido cuándo ni cuántos aviones se entregarán y quién los proporcionará. Se trata principalmente de aviones F-16 de producción estadounidense.
Hasta ahora, Alemania no ha manifestado su voluntad de participar en el entrenamiento de los pilotos. Scholz subrayó que Alemania ya hace mucho por Ucrania y que junto con Estados Unidos es el país que más ayuda financiera, humanitaria y militar está prestando.
Entre otras cosas, Berlín ha proporcionado a Ucrania tanques y piezas de artillería.
Tras el final de la cumbre en Japón, Scholz se ha dirigido a Corea del Sur para una breve visita. El canciller tiene previsto visitar la zona desmilitarizada que discurre a lo largo de la línea de demarcación entre este país y Corea del Norte.
Las relaciones económicas se consideran el eje central de su visita. Scholz pretende reducir la dependencia de la economía alemana de China y ampliar las relaciones con otros países asiáticos.
Corea del Sur es la cuarta mayor economía de Asia después de China, Japón e India.