PARÍS (AP) — Jubilado y con tiempo de sobra, Bernard Gauvain quiere ser voluntario en los Juegos Olímpicos de 2024... pero para boicotearlos.
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Su intención no es ayudar a que se lleven a cabo, sino atascar la maquinaria olímpica al no presentarse a trabajar. Si otros hacen lo mismo en número suficiente, él alberga esperanzas de que le propinarán un golpe al destacado personaje que saldrá ganando si las Olimpiadas de París se realizan a la perfección: el presidente francés Emmanuel Macron.
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Gauvain, ex consultor agrícola de 68 años del sur de Francia, forma parte de un grupo altamente confidencial de opositores olímpicos que se hacen llamar “no voluntarios”. También opuestos a Macron —el presidente ha desatado una tormenta de protestas con impopulares reformas al sistema de pensiones_, estos caballos de Troya antiolímpicos están trabajando para infiltrarse y posteriormente afectar los Juegos de París del año próximo inscribiéndose como voluntarios, aparentando que están dispuestos a ayudar, cuando es todo lo contrario.
Su operación subrepticia, y otros cuestionamientos al evento olímpico que están ganando fuerza en internet y extendiéndose a las calles francesas, ponen de relieve un creciente riesgo de que los Juegos de París se vean envueltos en la incesante ira del público contra Macron por elevar la edad de jubilación en Francia de 62 a 64 años. Los intentos de los opositores a Macron de vincular las protestas a los preparativos olímpicos que, salvo por esto, en gran medida han marchado silenciosamente y sin contratiempos, elevan la posibilidad de que las Olimpiadas en sí pudiesen verse golpeadas por manifestaciones y paros si la indignación prosigue a 2024 sin ceder.
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¿QUÉ TANTA OPOSICIÓN?
Hasta ahora, las manifestaciones en contra de los preparativos olímpicos han sido pequeñas y esporádicas. Los organizadores de los Juegos dicen que las encuestas muestran que continúa el fuerte apoyo al evento deportivo internacional, el cual exhibirá la recuperación de París de los atentados cometidos por el grupo Estado Islámico que dejaron 130 muertos el 13 de noviembre de 2015. Los atletas competirán con fondos televisivos de icónicos monumentos en las primeras Olimpiadas que se llevan a cabo en la capital francesa en un siglo.
Otras cifras también dejan entrever que los opositores a los Juegos siguen siendo una minoría. Cuatro millones de interesados se inscribieron al sorteo de boletos más reciente. Los organizadores dicen también que más de 200.000 candidatos se ofrecieron a ser uno de los 45.000 voluntarios que trabajarán sin salario en el evento deportivo más grande del mundo, el cual genera miles de millones de dólares en ingresos a partir de patrocinadores, derechos de transmisión, venta de boletos y mercancía. El plazo para ofrecer servicios como voluntario vencía el miércoles.
Pero en alguna parte entre las miles de solicitudes están las de Gauvain y otros que no quieren ayudar, sino obstaculizar.
A pesar de que Macron ha promulgado la ley que eleva la edad para poderse jubilar, valiéndose de sus facultades ejecutivas para hacer a un lado al poder legislativo sin darle oportunidad de someterla a votación, Gauvain es una de muchas personas en Francia que no están dándose por vencidas en la lucha. Manifestantes siguen a Macron y a sus ministros en sus giras por el país, haciendo resonar cacerolas y sartenes. Y algunos están aprovechando el advenimiento de los Olímpicos para mantener la presión. Hay etiquetas en línea que dicen que los Juegos no deberían llevarse a cabo si no se cancela la reforma a las pensiones.
“No queremos darle vuelta a la página”, djo Clara Jaboulay, que organizó una de esas manifestaciones frente a un club de natación famoso por preparar a atletas olímpicos en Marsella. Ese puerto del Mediterráneo será sede de partidos olímpicos de fútbol y de competencias de vela en 2024. Aproximadamente diez manifestantes desplegaron una manta que decía: “Si no se cancela (la reforma a las pensiones), no habrá Olimpiadas”, con cinco sartenes de cocina pintados en representación de los aros olímpicos.
“Los Juegos Olímpicos están poniendo a nuestro país bajo los reflectores. Tenemos que mostrar que la población no se siente representada por este gobierno”, declaró Jaboulay.
Gauvain dijo que le llevó 45 minutos completar la forma de inscripción en línea para ser un voluntario en los Juegos de París, la cual incluye 180 preguntas de un examen de personalidad. Si es seleccionado, advierte: “Una hora antes les diré que no acudiré”.
“Los Juegos Olímpicos son el orgullo y la alegría de Macron”, señaló. “Así, es una manera de propinarle un pinchazo”.
Debido a que publicó sus intenciones en Twitter, donde recolectó más de 9.000 “me gusta” y retuits, Gauvain reconoce que ahora es improbable que sea seleccionado. Pero otros “no voluntarios”, que hablaron con The Associated Press a condición de guardar el anonimato para evitar afectar las posibilidades de que sean elegidos, albergan esperanzas de ser seleccionados de forma que puedan obstaculizar la realización de los Juegos. Su punto de vista es que las Olimpiadas son destructivas a nivel social, financiero y ambiental, y que la vigilancia policial que las caracteriza erosiona las libertades civiles.
Están sopesando una serie de posibilidades: no presentarse a trabajar con el fin de dejar a los organizadores sin el personal necesario; sí acudir, pero trabajar mal y con lentitud; desplegar mantas dentro del perímetro olímpico; sabotear equipo; utilizar la oportunidad para intentar convencer a otros voluntarios; o acudir posteriormente a un tribunal laboral con el fin de alegar que debieron haber sido remunerados por sus servicios. Gauvain incluso mencionó que algunos sugieren utilizar pegamento para impedir que las puertas de las instalaciones olímpicas puedan abrirse.
“Hay mil formas de ser obstructivo, de protestar”, manifestó Gauvain. “Según la imaginación de cada quién”.
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DESCARTANDO A LOS QUE DESEAN BOICOTEAR
Alexandre Morenon-Condé, director del programa de voluntarios de los Juegos de París, dice confiar en que el proceso de selección “nos permitirá estar seguros de la sinceridad de la gente”, y que si algunos voluntarios deciden no presentarse, habrá respaldos “que estarán encantados de participar”.
“Tenemos cierto número de métodos que nos permiten asegurarnos de que las personas que ingresan al programa de voluntarios sean las más comprometidas, las más a tono con nuestros valores”, dijo Morenon-Condé. Él, que dice ser un “admirador absoluto de los Juegos”, fue voluntario en las Olimpiadas de Atenas en 2004 y considera que la experiencia “cambió mi vida”.
Los organizadores de los Juegos también están trabajando con los sindicatos que están encabezando las manifestaciones y huelgas contra la reforma de Macron al sistema de pensiones. El veterano líder sindical Bernard Thibault es el representante de los sindicatos en la junta ejecutiva de los organizadores de las Olimpiadas de París. Prevé que la indignación del público contra Macron “habrá evolucionado de una forma o de otra” para cuando se lleve a cabo el evento deportivo, y no anticipa manifestaciones que pudiesen alterar las competencias.
A menos, desde luego, que el mandatario francés haga algo más para enfurecer a sus opositores antes de la ceremonia inaugural del 26 de julio.
“No puedo imaginar que el presidente Macron vaya a implementar un nuevo proyecto o una nueva ley que causara gran revuelo en el país un mes o dos antes de los Juegos Olímpicos, al punto de provocar otro terremoto” de protestas, señaló Thibault. “Si eso fuera a ocurrir, entonces no podría garantizarse nada”.