WASHINGTON (AP) — El gobierno estadounidense enviará 1.500 soldados en servicio activo a la frontera con México a partir de la próxima semana, en anticipación a un previsible aumento en las llegadas de migrantes cuando se levanten las restricciones vigentes durante la pandemia.
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El personal militar se encargará de capturar datos, apoyo a almacenes y otras tareas administrativas para que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza pueda concentrarse en el trabajo de campo, declaró la vocera de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre. Los soldados “no ejercerán funciones policiales ni interactuarán con migrantes o inmigrantes", afirmó Jean-Pierre. “Ello dejará libre a los agentes de la Patrulla Fronteriza para que puedan cumplir con sus importantes labores policiales".
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Los militares, que cumplirán esta misión por 90 días, provendrán del Ejército y del Cuerpo de Infantería de Marina, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, buscará cubrir el faltante con efectivos de la Guardia Nacional o la Reserva durante ese periodo, informó el portavoz del Pentágono, general de brigada de la Fuerza Aérea Pat Ryder. Actualmente hay 2.500 elementos de la Guardia Nacional destacados en la frontera.
Las restricciones por el COVID-19 han permitido a Estados Unidos rechazar a miles de migrantes que cruzan la frontera, pero serán levantadas el 11 de mayo, y las autoridades fronterizas se preparan para un muy probable incremento en el número de llegadas. Incluso en medio de las restricciones, el gobierno ha registrado cifras sin precedentes de personas que cruzan la frontera desde México, y el presidente Joe Biden ha respondido con medidas contra quienes ingresen de manera ilegal, y con la creación de nuevas rutas para ofrecer alternativas a la peligrosa y a menudo mortal travesía.
Para Biden, que hace una semana anunció su campaña de reelección, la decisión muestra que su gobierno efectúa un esfuerzo serio para reducir el número de cruces ilegales por ser un posible punto de críticas republicanas, y envía un mensaje a quienes busquen ingresar indebidamente de que no intenten la travesía. Pero también puede acarrearle comparaciones indeseables con su predecesor republicano, cuyas políticas son criticadas con frecuencia por el propio Biden. El Congreso, por su parte, se ha rehusado a impulsar medidas sustanciales relacionadas con la inmigración.
El expresidente Donald Trump desplegó soldados en activo en la frontera para que ayudaran al personal de la Patrulla Fronteriza en el procesamiento de grandes caravanas de migrantes, además de los elementos de la Guardia Nacional que ya trabajaban en esa capacidad.
Jean-Pierre restó importancia a cualquier similitud entre la forma como Biden administra la inmigración y el uso de efectivos que hizo Trump durante su presidencia. “El personal del Departamento de Defensa ha estado apoyando a la CBP en la frontera desde hace ya casi dos décadas”, afirmó Jean-Pierre. “Así que se trata de una práctica común”.
Pero algunos miembros del propio partido de Biden objetaron la decisión.
“La militarización de la frontera por parte del gobierno de Biden es inaceptable”, manifestó el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el demócrata Bob Menéndez. “Ya existe una crisis humanitaria en el hemisferio occidental, y el despliegue de personal militar sólo insinúa que los migrantes son una amenaza que requiere ser contenida por las tropas de nuestra nación. Nada más lejos de la realidad”.
La decisión es otra línea de defensa en un intento por controlar las aglomeraciones y otros posibles problemas que pudieran presentarse cuando se levanten las restricciones por el COVID-19. La semana pasada, funcionarios anunciaron que procurarían agilizar el procesamiento de los migrantes que soliciten asilo en la frontera, deportarán rápidamente a quienes consideren que no reúnen los requisitos y sancionarán a quienes crucen de manera ilegal hacia Estados Unidos o pasen por otro país sin autorización en su camino hacia la frontera estadounidense.
También abrirán centros afuera de Estados Unidos para las personas que huyen de la violencia y la pobreza, para que soliciten viajar por aire legalmente y se establezcan en Estados Unidos, España o Canadá. Los primeros centros de procesamiento serán abiertos en Guatemala y Colombia, y después habrá otros.
El Pentágono aprobó el martes el pedido de efectivos que le hizo el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés), que se ocupa de los asuntos en la frontera.
Los despliegues tienen un detalle: Como condición para que Austin aprobara el envío de efectivos de la Guardia Nacional a la frontera hasta el 1 de octubre, el DHS tuvo que aceptar colaborar con la Casa Blanca y el Congreso para desarrollar un plan de soluciones de personal de más largo plazo y financiar faltantes, "para mantener la seguridad fronteriza y el procesamiento seguro, ordenado y humano de migrantes sin que ello implique el continuo uso de personal y recursos del Departamento de Defensa", dijo el portavoz del Pentágono, teniente coronel de la Fuerza Aérea Devin Robinson.
Como parte del acuerdo, el Pentágono ha solicitado que el DHS le entregue actualizaciones sobre cómo cubrirá al personal de su misión fronteriza sin soldados. Se desconoce de momento si esas actualizaciones se han cumplido o si las autoridades fronterizas cumplirán las condiciones del acuerdo, en particular ante la sobrecarga de otro posible aumento de migrantes.
El DHS dijo que estaba trabajando en ello. “La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza está invirtiendo en tecnologías y personal para reducir su necesidad de apoyo del Departamento de Defensa en los próximos años, y seguimos pidiendo al Congreso que nos apoye en esta tarea", dijo la agencia en un comunicado.
___ Los periodistas de The Associated Press Zeke Miller, Rebecca Santana, Lolita Baldor y Michael Balsamo contribuyeron a este despacho.