Paramédicos que acudieron a una comunidad de jubilados de Arizona el verano pasado encontraron a una mujer de 80 años desplomada dentro de su casa móvil, envuelta en el sofocante calor de 37 grados Celsius (99 Fahrenheit) que sufrió durante días después de que su aire acondicionado se averió. Los esfuerzos para revivirla fracasaron y su muerte se dictaminó por exposición al calor ambiental agravada por enfermedades cardíacas y diabetes.
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Al igual que ella, en la zona metropolitana más calurosa de Estados Unidos, la mayoría de las 77 personas que murieron el verano pasado por el calor abrasador dentro de sus casas eran personas mayores, casi todas sin aire acondicionado. Ahora, los peligros del calor —ya conocidos en Phoenix— se están volviendo familiares en todo el país a medida que el calentamiento global crea nuevos desafíos para proteger a los ancianos.
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En todo Estados Unidos, los servicios públicos y los gobiernos locales están siendo evaluados para mantener a salvo a las personas mayores cuando las temperaturas se disparan. Están adoptando reglas para cuando no hay electricidad, sobre aire acondicionado comunitario y mejorando la comunicación con las personas en riesgo que viven solas.
Situado en el desierto de Sonora, Phoenix y sus suburbios son la zona cero de las muertes asociadas con el calor en Estados Unidos. Tales muertes son tan comunes que el condado más grande de Arizona mantiene un recuento semanal durante la temporada de más calor, de mayo a octubre. Las temperaturas de este año ya estaban llegando a los 32 ºC (90 ºF) la primera semana de abril.
“Phoenix realmente es el modelo de lo que veremos en otros lugares”, dijo la investigadora Jennifer Ailshire, oriunda de la ciudad desértica que ahora trabaja en la Facultad de Gerontología Leonard Davis de la Universidad del Sur de California, donde estudia cómo los factores ambientales afectan la salud y el envejecimiento. “El mundo está cambiando rápidamente y me temo que no estamos actuando lo suficientemente rápido para enseñar a la gente lo dañino que puede ser el aumento de las temperaturas”.
Un estudio de 2021 estimó que más de un tercio de las muertes por calor en Estados Unidos cada año pueden atribuirse al calentamiento planetario causado por el hombre. El estudio encontró más de mil 100 muertes al año por el calor causado por el cambio climático en unas 200 ciudades del país, muchas en el este y el medio oeste, donde las personas a menudo no tienen aire acondicionado o no están aclimatadas al clima caliente.
Aisladas y vulnerables, las víctimas del calor el año pasado —el verano más mortífero registrado en el condado de Maricopa— incluyeron a una pareja de 80 años sin parientes conocidos, una mujer de 83 años con demencia que vivía sola después de que su esposo ingresó a cuidados paliativos, y un refugiado ruandés de 62 años cuyo aire acondicionado se descompuso.
Si bien la mayoría de las 378 muertes asociadas al calor confirmadas en el condado ocurrieron al aire libre, aquellos que murieron en el interior fueron especialmente vulnerables debido al aislamiento, problemas de movilidad o médicos, ya que las temperaturas máximas en el exterior durante el verano alcanzaron los 46 ºC (115 ºF).
Además, las personas ancianas no blancas, con una mayor tendencia a las enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad y la presión arterial alta, están especialmente en riesgo.