Santiago de Chile, 27 ( Empresas Copec)
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Señoras y señores accionistas:
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Este encuentro es especialmente significativo, ya que, por primera vez después de tres años, podemos volver a reunirnos de manera presencial los accionistas, así como también muchos directores, ejecutivos y colaboradores que hoy nos acompañan. Sin lugar a dudas, quienes estamos acá presentes compartimos la enorme alegría de reencontrarnos.
Saludamos también a los accionistas y representantes de ellos que están participando en forma remota, a través de la plataforma tecnológica que hemos puesto a su disposición.
Agradecemos la asistencia y compromiso de todos ustedes. Igualmente, saludamos a quienes siguen la transmisión vía streaming en nuestro canal de YouTube.
Como siempre, esta será una instancia para compartir nuestras reflexiones sobre la coyuntura global y local, y presentar los avances y planes futuros en todas las áreas de negocios de Empresas Copec. Así también, nos permite atender las consultas, inquietudes y valiosas opiniones de los accionistas de la Compañía.
El 2022 fue un período de mucha incertidumbre, marcado por el retorno de algunos flagelos que hace solo unos años pensábamos superados por la historia. Primero, una guerra en Europa, que no da signos de tregua y que se ha prolongado más allá de todo pronóstico. Por otra parte, en materia macroeconómica, persisten elevados índices de inflación a nivel global, que han impulsado las tasas de interés al alza, provocando turbulencias financieras, con consecuencias aún difíciles de dimensionar. Por último, una pandemia aún latente, cuyos efectos siguen estando presentes en alguna medida, sin que se logre restablecer del todo la normalidad. Este contexto internacional, a todas luces desafiante, sigue poniendo a prueba las estructuras organizacionales que se han ido diseñando para enfrentarlo.
En el plano local hemos vivido un largo periodo de inestabilidad institucional, infrecuente en nuestro país, aunque se perciben algunos signos de interés por lograr mayores consensos, para enfrentar de la forma más adecuada los importantes desafíos pendientes que tenemos en materia social.
En este sentido, antes de referirme a las actividades de la Compañía, quisiera compartirles una reflexión, fruto de nuestra experiencia de emprendimiento que se extiende por décadas, sobre los retos inmediatos que tiene Chile, en el contexto de la profunda revisión institucional en el que estamos inmersos. Siempre nos hemos sentido convocados a la construcción de un mejor país, y a ser parte de la solución de las legítimas demandas sociales que, entre otras cosas, han dado origen al proceso constitucional que estamos llevando a cabo.
Vemos con optimismo cómo la discusión se ha ido moderando, dando mayores espacios a voces expertas, y respetando ciertos marcos básicos de pesos y contrapesos, que son el legado de nuestra historia y de un largo y minucioso proceso de ajuste.
Nos parece que este es el mejor camino para seguir construyendo un país en que las políticas públicas perduren y en que cada uno se sienta convocado a seguir desarrollando su proyecto de vida, poniendo todas sus capacidades a disposición de un mejor futuro compartido.
Desde el mundo empresarial, queremos ser parte de las soluciones y poder seguir contribuyendo a la sociedad.
El aporte de las empresas y el mundo privado es clave para ir superando los desafíos pendientes en Chile. Su rol es fundamental para dinamizar la actividad económica, a través de la inversión, la generación de empleos formales, la producción de bienes y servicios que satisfacen las necesidades del mercado interno y externo, el impulso a la innovación y la tecnología, el respeto y la protección del medio ambiente, y su contribución en el desarrollo sostenible de las comunidades. Estos son todos elementos esenciales para encaminar al país hacia un progreso palpable y duradero para la vida de sus habitantes.
Es imperativo seguir apoyando e incentivando el desarrollo de la actividad empresarial en Chile. Lograr emprendimientos que sean competitivos a nivel global y diversificados.
Porque para alcanzar ese anhelado bienestar para todos, necesitamos de un país donde la actividad empresarial despliegue todas sus capacidades. Aquí también hay una urgencia.
Las angustias sociales no pueden esperar, por lo tanto, necesitamos de un Estado que elimine trabas, acelere autorizaciones sectoriales, y que no levante restricciones al acceso de privados a ciertas áreas de actividad. Al mismo tiempo, necesitamos un Estado que ejerza plenamente su rol fiscalizador, de modo que las empresas cuidemos siempre el compromiso de actuar con los más altos estándares.
Chile debe retomar vuelo a través de impulsar el crecimiento económico, con una mirada sostenible. El crecimiento es por lejos la mejor fuente de recursos para darle certezas de vida a toda la población.
Creemos profundamente que un elemento esencial para ello es contar con un conjunto de reglas y políticas que promuevan acuerdos responsables, basados en la evidencia y la discusión racional, con excelencia técnica e inspirados en el bien común.
Hoy, más que nunca, parece fundamental contar con diagnósticos adecuados, que permitan guiar la elaboración e implementación de las mejores políticas públicas, que sean efectivas y con impacto real para la sociedad. Entendiendo siempre que los problemas que enfrentamos son enormemente complejos, y para ellos no existen soluciones simples. Y no hay opciones perfectas; todas tienen pros y contras, y es necesario reconocerlo para tener una discusión virtuosa sobre la ruta a seguir.
A modo de ejemplo, fue doloroso ver los intensos y amplios debates que surgieron en torno a los terribles incendios que afectaron a comienzos de este año la zona centro y sur del país. La discusión pública terminó circunscribiendo estos eventos principalmente a la industria forestal, y a una supuesta responsabilidad de sus plantaciones, llegando incluso a plantearse cambios a la legislación sectorial.
Sin embargo, la realidad es muy distinta, porque solo un tercio de los terrenos afectados corresponde a bosques de producción forestal, lo que deja claro que este es un tema que incumbe a muchos otros actores de la sociedad. Constatamos nuevamente esa lamentable práctica de abordar una crisis sobre la base de prejuicios, ideologías exacerbadas, premisas erradas o, peor aún, falsas.
A pesar de los enormes recursos que siempre destinamos a la prevención y al combate del fuego, tanto en nuestros propios predios como en los de terceros, la magnitud y simultaneidad de estos siniestros superaron todas las capacidades de contención, afectando a más de 50 mil hectáreas propias.
Este fue un fuerte golpe, por supuesto, para muchas personas que se vieron terriblemente afectadas, a quienes acompañamos en su dolor y hemos brindado todo nuestro apoyo. Pero también lo ha sido para nuestra actividad forestal y para los pulmones de Chile, un patrimonio natural muy valioso, fruto del trabajo paciente de años, y que además es fuente de saneamiento ecológico.