ISLAMABAD (AP) — Las autoridades afganas cerrarán centros e institutos educativos apoyados por organizaciones no gubernamentales en el sur del país hasta nuevo aviso, anunció el lunes el gobierno. Los centros están destinados sobre todo a niñas, a las que se prohíbe ir a la escuela más allá del sexto año.
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El Ministerio de Educación ordenó a las provincias de Helmand y Kandahar, que son zonas clave para el Talibán, cerrar los centros e institutos de educación mientras una comisión revisa sus actividades. No ofreció una explicación por los cierres y un portavoz del ministerio no estaba disponible para comentar al respecto.
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Mutawakil Ahmad, portavoz del departamento de educación de Kandahar, confirmó que las actividades de los centros de educación están suspendidas hasta nuevo aviso. “La decisión se tomó luego de recibir quejas de la gente”, comentó Ahmad, sin ofrecer más detalles.
Pese a las promesas iniciales de que habría un mandato más moderado del que hubo durante su periodo anterior en el poder en la década de 1990, el Talibán ha impuesto duras medidas desde que asumió el mando del país en 2021 cuando los soldados de Estados Unidos y de la OTAN se retiraron de Afganistán tras una guerra de dos décadas.
La prohibición a que las mujeres estudien se extiende hasta el nivel universitario. Las afganas tienen prohibido el acceso a los espacios públicos, incluidos los parques, y a la mayoría de las formas de empleo. El año pasado se prohibió a las mujeres trabajar en ONGs nacionales y locales, supuestamente porque no llevaban correctamente el hiyab, o pañuelo islámico, y no se cumplía un requisito de segregación por sexos. Esta orden incluye también a las Naciones Unidas.
Al menos dos funcionarios de organizaciones no gubernamentales de Helmand confirmaron que conocían la orden del Ministerio de Educación. Hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a hablar con los medios de comunicación.
Uno de ellos dijo que la ONG estaba activa en nueve distritos, ofreciendo alrededor de 650 clases con 20 a 30 estudiantes en cada clase. A las clases asisten niños y niñas, pero sobre todo niñas, porque no pueden ir a la escuela.
La mayoría de los proyectos proceden de la UNICEF, la organización de la ONU para la infancia, y las ONG locales trabajan como subcontratistas o ejecutoras de proyectos. Las maestras y los maestros trabajan en clases separadas.