MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
Las víctimas se encontraban principalmente en Jartum --en el centro del país--, Kordofán del Sur --cercano a la frontera con Sudán del Sur--, Darfur del Norte --en el oeste de Sudán-- y en el Estado del Norte.
No obstante, actualmente la mayor concentración de enfrentamientos tiene lugar en la capital. Mientras, el movimiento en la ciudad ha quedado limitado por la inseguridad del conflicto.
La OMS ha recordado a todas las partes del conflicto sus obligaciones en materia de Derecho Humanitario Internacional, con el fin de proteger a los heridos, civiles, trabajadores sanitarios y hospitales.
El organismo, a su vez, ha indicado que está supervisando las necesidades sanitarias y de recursos en Jartum y otras ciudades afectadas para asegurarse de que los limitados recursos se destinan a los lugares donde más se necesitan.
Los suministros distribuidos por la OMS a los centros sanitarios antes de esta reciente escalada del conflicto se han agotado, y muchos de los nueve hospitales de Jartum que reciben a civiles heridos informan de escasez de sangre, equipos de transfusión, líquidos intravenosos, suministros médicos y otros productos básicos que salvan vidas, según reza un comunicado de la OMS.
También han señalado que hay informes de escasez de personal médico especializado y problemas en el funcionamiento de las instalaciones sanitarias por los cortes de agua y electricidad, así como por la falta de combustible.
Las principales organizaciones civiles y partidos políticos de Sudán han reclamado al unísono durante el fin de semana no solo el fin de los combates entre el Ejército sudanés y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), sino también el final de la "militarización" que ha dominado "el espacio público" el país durante décadas y, en particular, desde el derrocamiento hace cuatro años del dictador Omar al Bashir tras una revolución en la que los civiles fueron parte instrumental.
El país africano estaba gobernado antes del estallido de los combates por una junta liderada por el general Abdelfatá al Burhan que tenía como 'número dos' al cabecilla militar de las RSF, Mohamed Hamdan Dagalo, alias 'Hemedti'. Las discrepancias entre ambos sobre la integración paramilitar en un futuro ejército unificado acabaron degenerando en este conflicto.
Tanto el Ejército como las RSF, cabe recordar, han sido acusadas de la comisión de matanzas y de un espectro de abusos de toda índole contra la población civil en los años que siguieron a la caída de Al Bashir.