MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
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Las protestas han sido especialmente virulentas en el estado de Amhara, en el norte del país, cuyas fuerzas regionales colaboraron con el Ejército etíope en la reciente guerra contra el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF).
Sin embargo, el primer ministro del país, Abiy Ahmed, reiteró la semana pasada que la disolución de las fuerzas especiales tendría lugar "a cualquier precio" y sin importar oposición alguna.
En el fondo de esta cuestión reside el temor, reconocido por el propio Ejército etíope, a que estas fuerzas regionales se conviertan en una amenaza para los militares dado que están configuradas "en torno a identidades étnicas" que, en el peor de los casos, podrían acabar degenerando estos efectivos en milicias contrarias al Gobierno federal.
Así pues, y según le citan el periódico 'Addis Standard', el general Berhanu ha anunciado que "desde hoy (por el sábado) dejan de existir la organización y la estructura conocidas como las fuerzas especiales regionales", y el comienzo del proceso de reintegración de sus componentes en el Ejército federal y la Policía.
Por lo tanto, la estructura de seguridad en Etiopía se cimentará a partir de ahora en tres pilares: el Ejército, la Policía federal y la Policía regional, y no habrá fuerza alguna que acepte órdenes de una cadena de mando en la que estén implicadas las fuerzas especiales, ahora declaradas como ilegales.