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Amnistía lamenta la incapacidad del Gobierno para proteger a los niños del país de la amenaza del secuestro

Casi un centenar de las "niñas de Chibok" siguen en manos de Boko Haram cuando se cumplen nueve años de su cautiverio

Más de un millar de escolares han sido secuestrados en los dos últimos años y 11.000 escuelas han cerrado por la violencia

MADRID, 14 (EUROPA PRESS)

La ONG internacional Amnistía Internacional ha denunciado este viernes la extrema vulnerabilidad de los niños nigerianos ante la amenaza de los secuestros cuando se cumple el noveno aniversario de la abducción de 276 niñas de una escuela de Chibok por Boko Haram, de las cuales 98 siguen en manos de la organización yihadista a día de hoy.

El secuestro de las niñas de Chibok puso durante algún tiempo en los focos de la escena internacional la enorme inseguridad de la población infantil en Nigeria antes de volver a ocupar un segundo plano tras la liberación de aproximadamente la mitad de las secuestradas tres años después de su captura.

Sin embargo, Naciones Unidas y las ONG internacionales insisten cada año que la crisis no ha retrocedido un ápice. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estima que más de 1.000 estudiantes han acabado en algún momento en manos de las bandas criminales nigerianas en el noroeste y el centro del país desde diciembre de 2020 y en torno a 11.000 escuelas han cerrado durante los últimos años en siete estados del país debido a la inseguridad reinante.

Amnistía entiende, además, que más de 61 niños llevan al menos dos años secuestrados por grupos armados, en medio de las constantes denuncias del abandono que sienten las familias de los secuestrados, y que acaban negociando a su suerte los rescates de sus seres queridos ante la incapacidad de las fuerzas de seguridad del Estado.

ESTADO DE DESAMPARO

Amnistía Internacional denuncia la absoluta situación de desamparo en la que viven las familias de las víctimas de los secuestros, un fenómeno al alza desde hace más de una década en el país africano, especialmente en estados como Zamfara o Katsina, donde "el secuestro se ha convertido en un negocio mucho más lucrativo que el petróleo", explica a la cadena Deutsche Welle el experto negociador en rescates Yehusa Getso.

"Se está extendiendo por el país a cada día que pasa y no reconoce clases. Les da igual quien seas, de qué familia vienes, si eres rico o pobre", añade el negociador, quien denuncia el impacto a largo plazo de los secuestros dado que muchas de las niñas añaden al trauma del cautiverio el de los abusos sexuales a los que son sometidas durante su encierro.

"Catorce de las niñas han vuelto con 24 niños", dice a Amnistía uno de los padres de las liberadas de Chibok. "Tenemos con nosotros a nietos cuyos padres no conocemos, no tenemos dinero para lidiar con la carga adicional de alimentar, educar y proporcionar atención médica a estos pequeños, y ello sin mencionar al estigma social al que nos enfrentamos".

El director para Nigeria de Amnistía Internacional, Osai Ojigho, ya denunció en enero que los escolares nigerianos bajo cautiverio están expuestos, además de al abuso sexual, a trabajos forzados, torturas y humillaciones".

Una de las niñas de Chibok, bajo condición de anonimato, insiste en que el Gobierno nigeriano "no puede olvidarse" de las 98 niñas que siguen secuestradas en manos del grupo yihadista.

Tras nueve años en manos de Boko Haram, para la joven solo hay una opción, y es la de la intervención por la fuerza: "Tienen que rescatarlas. Nueve años es demasiado tiempo como para estar en una situación tan deplorable. El Gobierno tiene que cumplir su promesa y rescatarlas".

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