El galardonado periodista boliviano Harold Olmos, cuya afabilidad ocultaba una sobresaliente tenacidad como reportero y que dirigió las actividades de The Associated Press en Venezuela y Brasil tras huir de su país por un golpe de Estado hace más de cuatro décadas, ha fallecido. Tenía 78 años.
Olmos murió el miércoles de un ataque cardiaco en la ciudad de Santa Cruz, en las tierras bajas orientales de Bolivia, después de una larga enfermedad, dijo su hijo José Olmos, quien señaló que su padre sufría diabetes.
El periodista, un referente para colegas más jóvenes y con gran experiencia en cubrir los desafíos militares a la democracia, había regresado a su país natal en 2006 después de retirarse de la AP. Emprendió una segunda carrera como columnista, maestro y escritor en un momento en que Evo Morales, entonces dirigente cocalero al que apoyaba la mayoría indígena del país, comenzaba a dominar la política boliviana.
“Él emitía opiniones públicas muy enérgicas”, dijo su hijo, en particular ante lo que consideraba eran ataques a la libertad de prensa por parte del movimiento MAS de Morales, ya en el poder.
Olmos ingresó a la AP en 1969 en La Paz, Bolivia, a la edad de 25 años, después de trabajar como editor de fin de semana en el diario Presencia. Al año siguiente, un memorando interno de la agencia noticiosa señaló que el joven reportero había corrido tres cuadras hasta el palacio presidencial durante el intento número 187 de golpe de Estado en Bolivia con el fin de informar sobre el ametrallamiento del palacio presidencial para una historia “que no tuvo competencia” en las primeras planas de Estados Unidos.
Olmos fue jefe de la oficina en Venezuela durante más de una década hasta 1993, años tumultuosos en los que Hugo Chávez adquirió prominencia, y luego en Brasil hasta su retiro en 2006.
Claude Erbsen, exdirector jubilado de Servicios Mundiales de la AP, dijo que Olmos se distinguió en ayudar a aportar luz sobre la transición de Brasil de una dictadura militar a una democracia pujante. Pero lo que más impresionó a Erbsen y a otros fue la encantadora afabilidad y valentía de Olmos.
“Creo que la característica más importante en él es que realmente era un alma afable, pero una vez que ponía el ojo en algo era muy difícil hacerlo desistir”, señaló Erbsen.
Olmos mostraría esa tenacidad en sus años posteriores como bloguero y columnista para El Deber, uno de los principales periódicos de Bolivia. En un proyecto de cuatro años que concluyó en 2017 con la publicación del libro “Labrado en la memoria: Anotaciones de un reportero”, Olmos examinó una mortal operación del gobierno en 2009 que se cobró las vidas de tres extranjeros presuntamente implicados en un plan terrorista contra el entonces presidente Morales. Diez personas pasaron entre seis y 10 años tras las rejas por su presunta participación, y recuperaron su libertad cuando les retiraron las acusaciones en 2020. Olmos asistió a todas las audiencias judiciales.
En 2007 recibió el Premio Nacional de Periodismo de Bolivia.
Le sobreviven su esposa Cristina, su hija Paula y su hijo José.
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Los periodistas de The Associated Press Carlos Valdez y Paola Flores en La Paz, Bolivia, contribuyeron a este despacho.