KIEV, Ucrania (AP) — Madres que entierran a sus hijos, niños que sepultan a sus padres. Al entrar la guerra de Ucrania en su segundo año, gran cantidad de hombres y mujeres han estado muriendo en las líneas del frente, combatiendo la invasión rusa de su país.
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Para ellos, la lucha ha concluido. Pagaron el precio supremo. Pero son sus padres, sus hijos, sus hermanos y sus cónyugues los que cargarán con el dolor de la guerra, las lágrimas de la nación.
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A lo largo de un periodo de 15 días en febrero, numerosos funerales se llevaron a cabo en poblados y aldeas cercanos a Kiev de soldados que combatían en la región del Donbás, en el este del país donde ahora se concentran la mayor parte de los choques. La misma escena se repite día tras día, semana tras semana, en pueblos y ciudades de toda Ucrania luego de que los fallecidos en el campo de batalla regresan a su casa por última vez.
La gran mayoría no eran soldados de carrera. Un carpintero, un odontólogo, un panadero, un farmacéutico, un estudiante... se apuntaron para pelear debido a la guerra, dejando atrás su vida civil.
En pequeños poblados donde los fallecidos en combate solían llevar vidas ordinarias, dolientes de toda la localidad acudieron a sus viviendas para darle el pésame a sus familias. Fueron enterrados con sus uniformes puestos.
