MÁLAGA, 25 (EUROPA PRESS)
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El objetivo, según ha señalado en un comunicado, ofrecer soluciones sostenibles y que aporten un valor añadido a la producción de cacao local, que es cultivado, transformado y vendido como tabletas de chocolate de variedades de alto valor por mujeres de la zona.
En este caso, la bioeconomía se enfrenta al reto de abandonar los plásticos de un solo uso, que generan un gran impacto medioambiental irreversible. De hecho, la producción mundial de plásticos alcanzó los 368 millones de toneladas en 2019, de los cuales en torno a un 40% se destinaron aenvases en general con predominancia de los envases alimentarios. Dentro de este contexto, los bioplásticos degradables se presentan como una posible alternativa a los plásticos derivados del petróleo y su aplicación en el envasado de alimentos.
En el caso de este proyecto, Guzmán ha explicado que la cáscara de cacao supone alrededor del 20% en peso del fruto de cacao. Actualmente, es considerada un subproducto de la industria agroalimentaria con usos de escaso valor añadido como "abrigo" para proteger la plantación de hongos de suelo. Sin embargo, la producción de estos subproductos es superior a las necesidades para la cobertura del suelo, creándose un excedente que se convierte en un residuo para la comunidad.
Con estos residuos a partir de cáscara de cacao, la investigadora del IHSM La Mayora ha desarrollado un bioplástico apto para el envasado de alimentos cuyo objetivo es que sea utilizado por la cooperativa de mujeres para envolver las tabletas de chocolate que elaboran. Para ello, Guzmán y su equipo han desarrollado y testado durante varios meses este bioplástico en las instalaciones del IHSM La Mayora UMA-CSIC, en la ciudad de Málaga, usando métodos respetuosos con el medio ambiente.
Estos resultados se han trasladado después a la comunidad productora de Esmeraldas, un conocimiento que permitirá a las mujeres productoras de la zona crear su propio envase alimentario a partir de papel, cáscara de cacao y ceras (para darle impermeabilidad).
Durante el mes de marzo la investigadora y su equipo han realizado diferentes talleres prácticos en Esmeralda para mostrar a las mujeres responsables de dichas producciones locales el método de preparación para obtener de forma sencilla este "bioplástico" con características mecánicas e hidrófobas interesantes para implantar en su pequeña industria de cacao.
A los talleres de elaboración de bioplásticos realizados por la investigadora asistieron 15 mujeres de la industria, que además serán formadoras de otras compañeras con el fin de enseñar este proceso de elaboración e implantarlo de manera definitiva en su industria local.
Este acuerdo entre la Fundación Ayuda en Acción y el CSIC cuenta con la participación de otros investigadores del IHSM La Mayora como Alejandro Heredia e Iñaki Hormaza, el científico Jesús Benítez, del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla, y Eduardo Michuy como actor local del proyecto.