MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
Se cree que esta discontinuidad puede estar jugando un papel muy importante en la aceleración de la atmósfera de Venus, que se mueve rápidamente.
Las observaciones se llevaron a cabo sin interrupción durante más de 100 días. "Esta hazaña observacional ha sido posible gracias a la colaboración de astrónomos aficionados de varios países, que han sido los protagonistas de la campaña mundial de observaciones coordinada con la misión japonesa Akatsuki en 2022", explica el investigador de la Universidad de Sevilla y primer autor del estudio, Javier Peralta.
Este artículo publicado en Astronomy & Astrophysics también ha revelado un hecho realmente inesperado, ya que las imágenes en ultravioleta tomadas en junio por la cámara UVI a bordo de la misión japonesa Akatsuki (que nos permite ver las nubes más altas de Venus) parecen reflejar que la discontinuidad fue capaz de propagarse durante unas pocas horas a unos 70 km sobre la superficie de Venus. "Es sorprendente, porque hasta ahora la discontinuidad aparecía 'atrapada' en las nubes más profundas y nunca la habíamos observado a tanta altura", explica Peralta.
El astrofísico Javier Peralta fue el responsable de diseñar en 2022 la estrategia para las observaciones de Venus del instrumento WISPR durante las maniobras de aproximación/salida de la nave espacial Parker de la NASA durante los sobrevuelos de Venus. También contribuyó a la interpretación física de las observaciones, comparando imágenes de emisión térmica de la superficie de Venus tomadas por WISPR y la cámara IR1 de Akatsuki).
En este sentido, las imágenes de Akatsuki no solo apuntan al hecho de que la discontinuidad puede haberse propagado a las nubes superiores de Venus, sino que también nos ayudan a comprender las razones de este desplazamiento. En general, las regiones donde los vientos tienen la misma velocidad que una ola actúan como una "barrera" física para la propagación de esa ola.
Debido a que los vientos aumentan gradualmente con la altura en Venus y tienen velocidades más altas que la discontinuidad en el pico de las nubes, la discontinuidad intenta propagarse hacia arriba desde las nubes profundas, pero encuentra este obstáculo en su camino y eventualmente se disipa.
Así, los expertos se sorprendieron cuando midieron los vientos en las nubes altas con Akatsuki: encontraron que eran inusualmente lentos en la primera mitad de 2022, varias veces más lentos que la propia discontinuidad. Y si los vientos crecen mucho más lentamente con la altura, la discontinuidad tarda más en encontrar regiones atmosféricas tan rápidas como ella misma, lo que le permite propagarse a mayores altitudes.
"Medir los vientos en Venus es fundamental para tratar de explicar por qué la atmósfera de Venus gira 60 veces más rápido que la superficie. Este fenómeno atmosférico se conoce como superrotación. También ocurre en la luna Titán de Saturno y en muchos exoplanetas, pero después de más de medio año siglo o de investigación todavía no podemos explicarlo satisfactoriamente", explica este investigador.