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Análisis AP: Crece influencia china sobre Rusia por Ucrania

MOSCÚ (AP) — Fue un momento revelador durante la muy coreografiada visita a Moscú del presidente chino, Xi Jinping: de pie en la puerta del Gran Palacio del Kremlin, le dijo al su colega ruso, a Vladímir Putin, que ambos estaban “atestiguando los cambios que no se han visto en más de un siglo y que estamos impulsando juntos”.

“Estoy de acuerdo”, respondió Putin.

Los comentarios —captados por una cámara del Kremlin sobre el hombro de un guardaespaldas— ofrecieron un vistazo poco habitual a las ambiciones de Xi y su relación con Rusia tras más de un año de combate en Ucrania.

Aunque Moscú parece cada vez más un socio menor de Beijing, es probable que Xi represente un salvavidas importante para Putin, su socio clave en esfuerzos para remodelar el mundo y para tratar de limitar el dominio estadounidense.

La declaración inusualmente contundente de Xi remató más de 10 horas de conversaciones en el Kremlin, que culminaron con largas declaraciones llenas de una retórica florida sobre la expansión de la “asociación integral y la cooperación estratégica” entre Rusia y China, promesas para luchar por un acercamiento multilateral a los asuntos globales y críticas a Washington.

En su declaración final, Putin elogió la propuesta de China para un acuerdo sobre Ucrania, que Occidente prácticamente rechazó por carecer de posibilidades reales. El líder ruso también presentó una serie de iniciativas que consolidó el papel de su país como fuente clave de energía y otras materias primas para la gigantesca economía de China. Propuso construir nuevos oleoductos, invitó a los chinos a llenar el nicho que dejó el éxodo de empresas occidentales y prometió impulsar la exportación de productos agrícolas a China.

Xi permaneció callado y evitó cualquier compromiso firme sobre proyectos específicos y se aferró principalmente a una retórica general y vaga sobre la expansión de los lazos bilaterales.

“Muchas cosas que a Vladímir Putin le hubiera gustado que sucedieran, de hecho, no ocurrieron”, declaró Rana Mitter, profesora de Historia y Política China en la Universidad de Oxford, en una entrevista con The Associated Press. “No hubo ningún momento en que Xi dijera explícitamente que aceptaba la posición de Rusia en la guerra de Ucrania por encima de la posición de Ucrania”.

De hecho, había “una sensación de que China se reservaba el derecho de alejarse de un respaldo completo” a la posición rusa, agregó Mitter.

Moscú y Beijing dijeron que aumentarían los contactos entre sus ejércitos y organizarían más patrullas y ejercicios militares conjuntos en aire y mar, pero China no dio ni el menor indicio de que ayudaría a Rusia con armas, como temían Estados Unidos y otros aliados occidentales.

Al hablar el miércoles ante una comisión del Senado, Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, afirmó que hasta ahora China ha prestado atención a las fuertes advertencias de Estados Unidos sobre no proporcionar apoyo material letal a Rusia en Ucrania. “No los hemos visto cruzarla, cruzar esa línea”, enfatizó.

Un analista sénior de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos (DIA, por sus siglas en inglés) dijo que Beijing quiere ser vista como pacificadora y peso completo diplomático.

“Así que creo que China sería muy reacia a ser vista abiertamente apoyando a Rusia con ayuda letal”, manifestó Doug Wade, jefe del grupo de la misión de China de la DIA. “Socavaría toda su narrativa sobre su papel en el mundo que tanto se está esforzando por vender”.

El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, describió la relación entre Putin y Xi como “un matrimonio de conveniencia”, en el que ambos unen esfuerzos para desafiar el liderazgo de Estados Unidos, y donde los rusos “ciertamente son el socio menor”. Agregó en una sesión informativa a principios de esta semana que Putin ve a Xi como “una especie de salvavidas” en medio de los combates en Ucrania.

Muchos comentaristas argumentaron que la cumbre marcó el fracaso de Putin para obtener ayuda específica de Beijing y consolidó el papel cada vez más subordinado de Rusia en la alianza con China.

“El dominio de Rusia por parte de China es total”, tuiteó Sam Greene, profesor de Política Rusa en el King’s College de Londres. “Si bien indudablemente hubo acuerdos de los que no se supone que sepamos, no hay indicios aquí de un incremento significativo en el apoyo militar para Rusia, ni siquiera de la voluntad de Xi de aumentar el apoyo diplomático. Un intento fallido de Putin”.

Después de más de un año de combates en Ucrania y sanciones occidentales que han sido un golpe, ha aumentado significativamente la dependencia rusa de China. Al enfrentar las restricciones occidentales en sus exportaciones de petróleo, gas y otras, Rusia ha trasladado sus flujos de energía a China y ha ampliado considerablemente otras exportaciones, lo que ha resultado en un aumento del 30% en el comercio bilateral.

El tope de precio occidental al petróleo ruso obligó a Moscú a ofrecerlo a China y a otros clientes con un descuento importante, pero a pesar de esos precios más bajos, el enorme mercado chino aseguró un flujo estable de ingresos petroleros a las arcas del Kremlin.

Mientras Rusia pueda comerciar con China y otros estados asiáticos, no enfrentará “ningún peligro de quedarse sin dinero o verse obligada a ceder en el campo de batalla”, expresó Chris Weafer, director general de la firma consultora Macro-Advisory.

Si bien se beneficia mucho de la situación desesperada de Moscú, Beijing seguramente aumentará su apoyo si ve que Rusia se debilita peligrosamente.

“El escenario de pesadilla para China es que un colapso militar de Rusia conduzca a un colapso del régimen y a la instalación de un gobierno prooccidental”, comentó Alexander Gabuev, miembro sénior del grupo independiente de análisis geopolítico Carnegie Endowment for International Peace (Fundación Carnegie por la Paz Internacional).

Gabuev consideró poco probable que Beijing brinde asistencia militar directa a Moscú en el corto plazo, simplemente porque no siente la necesidad apremiante de hacerlo. “Rusia no lo está haciendo muy bien en el campo de batalla, pero obviamente no lo está perdiendo, así que la necesidad de apoyar los esfuerzos militares rusos hasta ahora es cuestionable para ambos lados”, añadió.

Más que municiones, tanques y cohetes, Rusia necesita urgentemente la ayuda de China para eludir las sanciones occidentales y mantener el flujo de componentes de alta tecnología para su industria armamentista y otros sectores económicos. Sergei Markov, un analista político que apoya al Kremlin, pronosticó que China actúe con más resolución para ayudar a Rusia a conseguirlos.

“Rusia no necesita armas de China”, escribió Markov en su canal en una app de mensajes. “Necesita microchips y componentes, y los tendrá”.

Algunos observadores creen que Beijing, si bien se ha mostrado tímida en su apoyo a Moscú, tiene un interés vital en apuntalar a su aliado para evitar quedarse sola en cualquier confrontación posible con Estados Unidos.

Mikhail Korostikov, experto en las relaciones entre Rusia y China, dijo en un comentario para la Carnegie Endowment que China observa de cerca la experiencia de Rusia al enfrentar sanciones occidentales masivas. “Para Beijing, un estudio detallado y el uso parcial de los instrumentos y decisiones utilizados por Rusia es un curso razonable en una situación en la que la confrontación de China con Occidente parece inevitable”, explicó.

Korostikov recalcó que mientras crece la dependencia de Moscú hacia Beijing, se reduce el margen de maniobra de China.

“No hay alternativa a Rusia como un socio que proporcione los recursos que China necesitará urgentemente en caso de una escalada en su confrontación con Occidente”, agregó. “Eso ayuda a equilibrar la situación y permite a Moscú tener la esperanza de que Beijing no abusará de sus palancas económicas recién adquiridas”.

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Isachenkov ha cubierto Rusia y otras exrepúblicas soviéticas para The Associated Press desde 1992.

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Los periodistas de The Associated Press Michael Weissenstein, en Nueva York, y Matthew Lee, Zeke Miller y Nomaan Merchant, en Washington, contribuyeron para este reportaje.

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