CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Para el actor mexicano Alfonso Herrera diez años no son nada si se trata de trabajar con Luis Estrada. Herrera protagoniza ¡Que viva México!”, el más reciente filme del director mexicano Luis Estrada que lo reúne con el cineasta a una década de su primer filme juntos.
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“Feliz de que Luis me haya vuelto a invitar, es un director que admiro profundamente y espero seguir trabajando con él muchos más años”, dijo Herrera en una entrevista telefónica reciente desde la Cineteca Nacional de la Ciudad de México.
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Herrera actuó por primera vez para Estrada en el filme “La dictadura perfecta”, que se rodó entre 2013 y 2014.
“En ese momento me topé por primera vez con un rigor que desconocía”, recordó. “Para mí también era muy interesante e importante regresar a ‘¡Que viva México!’, regresar con Luis y también entenderme a mí y entender dónde estaba parado”.
En “¡Que viva México!”, que se estrena este fin de semana en cines de México, Herrera interpreta a Pancho, el único hijo de una numerosa familia que logra hacer una fortuna y quien únicamente regresa a verlos al pueblo de donde son originarios, pues está interesado en saber qué le ha heredado su abuelo.
Al igual que “En la dictadura perfecta”, Herrera compartió créditos con los actores Damián Alcázar y Joaquín Cosío, quienes dan vida, cada uno, a tres personajes en el filme. Alcázar ha actuado en todas las películas de Estrada desde 1991, incluyendo “Bandidos”, “Ámbar”, “La ley de Herodes”, “Un mundo maravilloso” y “El narco”.
Estrada “crea una familia y si eres leal, si eres respetuoso y eres empático para con la familia al final de cuentas, como con las familias, acabas regresando a la cena navideña, acabas regresando al asado del fin de semana”, dijo Herrera sobre el gusto de los actores por este director. “Estar en el set con Luis y estar con esta familia es ir a una fiesta y es irte a divertirte”.
En su más reciente película, Estrada coloca su ojo crítico precisamente en las dinámicas familiares mexicanas, que se ven atravesadas por el clasismo y en las que suele haber rencillas entre hermanos, en este caso, entre todos los posibles herederos. Pancho se cree superior a sus parientes, pero pronto se ve que en realidad son ellos quienes pueden hacer que él actúe bajo su voluntad, todo esto con “El jarabe tapatío” como música de fondo.
“Todos hemos estado ahí, todos hemos sido víctimas, victimarios, proactivos y al mismo tiempo simplemente como espectadores de nuestra realidad; es muy interesante lo que representa este personaje”, dijo Herrera, quien en el filme tiene como esposa a una mujer esnob escandalizada por el pueblo pobre al que llegan, interpretada por Ana de la Reguera. “Es un personaje soñado, es el personaje más complejo, que más me retó”, agregó Herrera.
Como en los filmes anteriores de Estrada, no podían faltar comentarios políticos y sobre la corrupción en México, representada en el filme por jefes de policía, presidentes municipales y empresarios.
“La voz de Luis es casi como un oráculo, un oráculo de hacia dónde vamos como sociedad, porque no hay nadie mejor o que pueda plasmar mejor nuestra realidad que Luis. Estoy seguro de que debería existir un género que se llame el género Luis Estrada”, dijo Herrera. “Sus películas son ácidas, son radiografías quirúrgicas implacables y peligrosamente divertidas”.
Destaca la fotografía de Alberto Anaya Adalid, quien junto con Estrada crea postales del México rural como salidas de un álbum de fotografías de la Revolución Mexicana, así como escenas que remiten a filmes de la Época de Oro del cine mexicano, todas ellas traídas a una paleta de color en la que el polvo y la cantera son protagonistas.
“Esta película presenta diferentes atmósferas, contextos, un México que es como si se hubiera detenido en el tiempo y al mismo tiempo es el México cosmopolita del mundo de Pancho y de su familia”, apuntó Herrera.