PARÍS (AP) — Conductores de tren y metro, trabajadores de refinerías, recolectores de basura y otros colectivos mantenían sus huelgas el miércoles contra el plan del presidente de Francia, Emmanuel Macron, de elevar la edad de jubilación a los 64 años, en un esfuerzo por mantener la presión sobre el gobierno mientras el proyecto de ley se debate en el parlamento.
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Para el miércoles se esperan nuevas acciones de protesta centradas en las mujeres, y en el impacto de la reforma sobre las madres trabajadoras, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. Las activistas feministas consideran que la reforma de las pensiones es injusta con las mujeres, especialmente porque, según dicen, aumentaría aún más la desigualdad de género que enfrentan durante su carrera.
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Grupos en defensa de los derechos de las mujeres convocaron una manifestación para el miércoles por la tarde en la capital, París.
La continuidad de las huelgas y protestas se produce un día después de que más de un millón de manifestantes marchase por ciudades y pueblos en toda Francia, en lo que los sindicatos consideran la mayor demostración de fuerza contra la reforma desde el inicio de las movilizaciones en enero.
Los sindicatos exigen la retirada del proyecto de ley que está siendo debatido en el Senado esta semana.
“Somos conscientes de que el esfuerzo que se exige a los franceses no tiene el apoyo de la mayoría", reconoció el vocero del gobierno francés, Olivier Véran, el miércoles. “Pero estamos convencidos de que las alternativas — subir los impuestos, aumentar la deuda (estatal), reducir las pensiones — no tendrían más respaldo de la opinión pública".
Las encuestas de opinión sugieren de forma sistemática que la mayoría de los votantes franceses se opone a la reforma.
Véran espera que el Senado apruebe el Artículo 7 del proyecto de ley, que se centra en elevar la edad de jubilación de los 62 a los 64 años, más tarde el miércoles. Está previsto que el debate en la cámara alta del parlamento dure hasta finales de semana.
El tráfico ferroviario y el metro en París seguían gravemente afectados el miércoles en la mañana.
La empresa ferroviaria nacional, SNCF, dijo que se espera que solo circule uno de cada tres trenes de alta velocidad del país. Los que se dirigen a España quedaron suspendidos y también hubo cancelaciones en los que tienen como origen o destino Gran Bretaña y Bélgica.
En el aeropuerto Charles de Gaulle de la capital se canceló una quinta parte de los vuelos previstos, mientras que en el de Orly se suspendieron alrededor de un tercio.
La distribución de petróleo a nivel nacional estuvo paralizada por segundo día consecutivo debido a los paros en las refinerías de los grupos TotalEnergies, Esso-ExxonMobil y Petroineosm de acuerdo con el sindicato CGT.
Los recolectores de basura de París decidieron continuar su huelga el miércoles.
Además, trabajadores en huelga bloquearon el acceso a los puertos de las ciudades de Marsella, en el sur, y de Rouen y Le Havre, en el oeste.
Macron ha prometido que seguirá adelante con el proyecto de ley, que presenta como una pieza clave para su política económica proempresarial.
La reforma elevaría la edad oficial de jubilación de los 62 años actuales a 64 y exigiría que, a partir de 2030, habrá que tener 43 años de trabajo para poder percibir una pensión completa, además de otras medidas. El gobierno señala que el sistema entrará en déficit en una década debido al envejecimiento de la población y al aumento de la esperanza de vida.
Los legisladores de izquierdas sostienen que las empresas y las personas más ricas deberían aportar más para financiar el sistema de pensiones.
Los sindicatos han convocado una nueva jornada de manifestaciones en todo el país para el sábado.
El jueves, las organizaciones juveniles que representan a estudiantes que aún no han entrado en el mercado laboral pretenden movilizar a los jóvenes para que salgan a la calle y compartan sus preocupaciones sobre sus derechos de jubilación.
Aunque la medida tiene muchas posibilidades de lograr la aprobación final del Senado, los sindicatos esperan que las huelgas y las protestas obliguen al gobierno a hacer concesiones mientras el proyecto avanza en el complicado proceso legislativo francés.