JERUSALÉN (AP) — El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y sus aliados el jueves calificaron de “anarquistas” a los manifestantes que se concentraron frente a un salón de belleza en Tel Aviv donde le estaban arreglando el pelo a su esposa, en el caótico final de una jornada de protestas contra el plan de reforma judicial del gobierno.
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Sara Netanyahu es desde hace tiempo una figura polémica en Israel, y el incidente del miércoles por la noche en un barrio elegante de Tel Aviv fue un reflejo de las divisiones apasionadas sobre la reforma, cuyos adversarios consideran una amenaza existencial al país. Frente al salón, los manifestantes corearon “vergüenza, vergüenza”, pero no intentaron entrar. Cientos de agentes de policía acudieron al lugar y la escoltaron a una limusina.
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En un mensaje en Instagram, Sara Netanyahu agradeció a la policía por su ayuda y al público por lo que llamó una muestra de apoyo.
“El incidente de ayer pudo haber terminado con un asesinato”, dijo. Reclamó a los líderes de la oposición a que condenen “la violencia, la anarquía y la incitación”.
En tanto, Netanyahu y sus socios políticos no dieron señales de cejar en su intento de aprobar una serie de proyectos de ley para reformar la justicia. Esto ha exacerbado las divisiones ya profundas en el país y provocado las protestas más grandes de los últimos 10 años.
El jueves, unas 200 personas, en su mayoría veteranos del ejército, y la exministra del Exterior Tzipi Livni se concentraron frente a la oficina de Netanyahu. El día anterior, su autoproclamada “jornada de desorganización” se tornó violenta cuando la policía disolvió con fuerza un mitin en Tel Aviv.
En las manifestaciones del jueves en Jerusalén se prevén discursos de exministros y altos funcionarios de seguridad. Economistas, dos expresidentes del Banco de Israel y un premio Nobel hablaban luego en una conferencia en Tel Aviv sobre las consecuencias económicas de la reforma.
El ministro de Justicia, Yariv Levin, uno de los arquitectos de la reforma judicial, dijo el miércoles por la noche que a pesar de la indignación creciente, el gobierno “no detendrá la ley”.
Los proyectos de ley darían a los políticos y el parlamento el control de los nombramientos judiciales, el poder de anular decisiones de la Corte Suprema y el poder de aprobar leyes no sujetas a la revisión judicial.
Entre los detractores se encuentran exmilitares, académicos, economistas y empresarios. Dicen que los cambios alterarán el delicado sistema de controles y equilibrio de poderes. Netanyahu y sus aliados ultraortodoxos y ultranacionalistas dicen que los cambios son necesarios para frenar el poder de jueces no elegidos.
Mientras tanto, el juicio a Netanyahu por sobornos, fraude y abuso de confianza avanza lentamente. El mandatario dice que las acusaciones son parte de una “cacería de brujas” lanzada por la policía, el poder judicial y la prensa.