BOGOTÁ (AP) — Vestida de blanco una mayor indígena pidió a sus ancestros y a la naturaleza por la paz en Colombia, mientras sonaba un tambor dentro de una maloca, una casa que para los pueblos indígenas es sagrada y cuya representación está alejada de la selva y en el centro de Bogotá.
El pedido de paz es reiterado dentro de los pueblos indígenas, dado que pese a ser una minoría en Colombia, siguen sufriendo los rigores de la violencia en sus territorios.
“La mayoría de los confinamientos masivos y desplazamientos les afecta a ellos y siendo una parte de la población (4%), se están llevando más de la mitad de todos los efectos de la violencia”, dijo a The Associated Press Claudia Rodríguez Burrell, jefe de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas en Colombia (OCHA).
La afectación de la violencia, que denuncian es desproporcionada, alertó a organizaciones del sector humanitario, que incluyen agencias de las Naciones Unidas, y derivó en una estrategia de gestión humanitaria orientada a este grupo poblacional, que fue divulgada el viernes.
Mireia Villar Forner, coordinadora residente de las Naciones Unidas en Colombia, relató durante el lanzamiento de la estrategia que los alertó que el año pasado encontraron casos de jóvenes indígenas que recurrían al suicidio.
Aunque no existe una cifra oficial de suicidios dentro de las comunidades indígenas, Rodríguez Burrell explicó que durante las visitas a las comunidades han sabido que algunos jóvenes se suicidan por desesperación al no poder vivir en sus territorios bajo su propia cosmovisión.
“Los confinamientos tienen un efecto muy perverso, en el sentido en que la gente no puede salir, no puede pescar ni tener cultivos, hay hambre y además violencia dentro de las casas. Todo ese tejido se manifiesta en ese desespero de los jóvenes”, agregó la jefe de la Oficina de la OCHA.
Para Rodríguez Burrell, los pueblos indígenas son afectados por la “reconfiguración de la violencia”. Aunque en 2016 el Estado firmó un acuerdo de paz con la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y hubo una “disminución de la violencia”, luego ésta aumentó hacia 2018 por la competencia territorial que mantienen otros grupos armados, especialmente en zonas del oeste y de frontera donde viven las poblaciones indígenas.
La estrategia humanitaria, elaborada por el Equipo Humanitario País que incluye organizaciones humanitarias no gubernamentales nacionales e internacionales, pasa por una ampliación del Plan de Respuesta Humanitaria de 2023 dedicada solo a los pueblos indígenas.
El documento obedece a un ejercicio de concertación con las comunidades indígenas para respetar su cosmovisión y tiene como áreas prioritarias el rastreo de eventos relacionados con la violencia y los desastres naturales, la protección comunitaria, la seguridad alimentaria, la educación y el sistema de salud propio de las poblaciones.
Esneda Saavedra Restrepo, indígena del pueblo yukpa que tiene vocación nómada, aseguró durante el evento que añoran la paz en sus territorios, tener suficiente terreno para sembrar o recolectar alimentos y esperan que el proceso con las organizaciones humanitarias continúe en el tiempo.
En Colombia, 22 pueblos indígenas estarían en peligro de extinción, según el Observatorio de derechos humanos de Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), no solo por la violencia, también por la minería ilegal, los cultivos ilícitos y la afectación a su propia cultura.