El número dos del mundo Carlos Alcaraz cerró un retorno perfecto al circuito el domingo tras más de tres meses de ausencia al consagrarse campeón del Abierto de Argentina, imponiéndose 6-3, 7-5 sobre el británico Cameron Norrie.
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“Ha sido una gran semana. Es un momento muy feliz para mí, mi primer torneo después del US Open y de estar casi cuatro meses parado…”, dijo Alcaraz al evocar la conquista de su primer cetro de Grand Slam en septiembre pasado.
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El español venía de padecer una lesión abdominal y un problema muscular en su pierna derecha, lo que le impidió competir en el Abierto de Australia el mes pasado. Eligió presentarse en la arcilla del Buenos Aires Lawn Tennis Club para recuperar ritmo de cara a sus dos siguientes compromisos, los torneos de Río de Janeiro y Acapulco.
Máximo favorito en la capital argentina, Alcaraz sumó su séptimo título en su novena final. Su coronación en el US Open le permitió convertirse en el hombre más joven de la historia en alcanzar el número uno, con 19 años.
No es novedad que el murciano es cosa seria y lo volvió a demostrar en la pista Guillermo Vilas, donde prácticamente no le dio opciones a un rival duro como Norrie, segundo favorito y número 12 del escalafón, ante unos cinco mil espectadores. Con su victoria, Alcaraz estiró su ventaja a 4-1 en el historial de enfrentamientos con el británico.
Cuando vio una rendija de luz, Alcaraz entró en el partido. Fue en el séptimo game, cuando ganó cuatro puntos consecutivos para quebrar y ponerse 4-3, coincidentemente con un par de errores no forzados por parte de Norrie.
Hasta entonces, cada uno había conservado sin mayores contratiempos su saque, en lo que para Alcaraz pareció un largo round de estudio hasta que tomó la iniciativa del partido.
En esa recta hacia la conclusión de la primera manga, fueron nueve puntos consecutivos obtenidos por el español con su derecha prodigiosa y un gran repertorio de golpes. Y poco después aprovechó su segundo set point para rubricar el 6-3 inicial en apenas 38 minutos.
De todas formas, Norrie, el primer británico en acceder a una final del torneo argentino, no se entregó fácilmente. Y la segunda manga estuvo lejos de ser un trámite expeditivo para el número dos del mundo.
Porque pese a que Alcaraz quebró para 2-0, cuando sacó para 6-3 y partido se topó con sus propios errores — incluida una doble falta — y con el gladiador que vive en el británico, quien es entrenado por el argentino Facundo Lugones.
Con todo, el español se recuperó a tiempo de dos games consecutivos perdidos para volver a romper en el último y sellar la manga, en 1:33 horas globales de juego.
Norrie — nacido en Johannesburgo e hijo de padre escocés y madre galesa — se quedó con las ganas de obtener su quinto título en su 13ra final ATP. Fue su segunda frustración en 2023, tras caer en la final de Auckland.
Este Alcaraz fue demasiado para él, y probablemente para casi cualquiera que lo hubiera enfrentado este domingo.
“He cumplido con mi objetivo al venir aquí”, señaló el inédito campeón en la capital argentina. Y ante la pregunta sobre si buscará recuperar el sitial de privilegio en el escalafón que le arrebató el serbio Novak Djokovic al ganar el Abierto de Australia, Alcaraz respondió: “Ser el número uno es algo muy grande, no me quiero poner esa presión, prefiero pensar en ir jugando bien, y alcanzando el mejor nivel que tengo en todas las superficies”
Previamente a la final de singles, Simone Bolelli y Fabio Fognini volvieron a consagrarse campeones de dobles. Ya lo habían hecho en 2013.
La dupla italiana se impuso con contundencia por 6-2, 6-4 al binomio compuesto por el colombiano Nicolás Barrientos y el uruguayo Ariel Behar.