TALLÍN, Estonia (AP) — Parientes y aliados de un político opositor encarcelado en Rusia dicen que no tienen noticias de él desde hace un mes y que temen por su estado.
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Andrei Pivovarov, condenado el año pasado a cuatro años de prisión, fue trasladado de un centro de detención en el sur de Rusia en diciembre. En las semanas siguientes, envió ocasionalmente cartas a sus seres queridos desde lugares de detención en otras ciudades rusas, escalas en camino de un destino final no revelado.
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Tatyana Usmanova, la pareja de Pivovarov, recibió la última carta el 18 de enero, en la cual el político dijo que estaba detenido en San Petersburgo, su ciudad natal. Le dijeron que lo enviarían a una colonia penal en la cercana región de Karelia.
“Después de eso, silencio”, dijo Usmanova a The Associated Press.
Las cartas y solicitudes oficiales enviadas a prisiones en Karelia y los alrededores de San Petersburgo, así como al Servicio Penitenciario Estatal, no recibieron respuesta y se desconoce el paradero de Pivovarov, agregó.
“No sabemos si está vivo, si se siente bien, si lo están torturando o sometiendo a alguna clase de abusos”, añadió Usmanova. “No sabemos nada. Esto es extremadamente duro”.
Amnistía Internacional indicó el viernes en un comunicado que la situación de Pivovarov equivale a una desaparición forzada.
La directora de Amnistía Internacional en Rusia, Natalia Zvyagina, calificó el sistema de traslados penitenciarios de “funesto” y exhortó a las autoridades a revelar el paradero de Pivovarov y dejarlo en libertad.
“Está cumpliendo una sentencia injusta bajo cargos motivados políticamente por un ‘delito’ que no existe en el derecho internacional”.
El Servicio Penitenciario Estatal no respondió de momento a un pedido de declaraciones de la AP.
Los traslados entre prisiones en Rusia se caracterizan por tomar mucho tiempo, a veces semanas, durante el cual no hay acceso a los presos y la información sobre su paradero es escasa. Usmanova dijo que los transportan en vagones especiales acoplados a trenes comunes y a veces pasan por centros de detención en regiones aisladas.
Pivovarov fue obligado a bajar de un avión que estaba a punto de partir de San Petersburgo a Varsovia en mayo de 2021 y trasladado a la ciudad sureña de Krasnodar.
Varios días antes, el grupo opositor que dirigía, Rusia Abierta, se había disuelto para proteger a sus miembros después que las autoridades lo declararon una organización “indeseable”, bajo una ley de 2015 que penaliza el pertenecer a una organización así designada.
En Krasnodar, Pivovarov fue acusado de apoyar a un candidato local en nombre de una organización “indeseable”. Los cargos en su contra se basaron en sus publicaciones en las redes sociales y los rechazó por considerarlos políticamente motivados y desatados por sus planes de postularse para el Parlamento ruso en 2021.
Fue declarado culpable y sentenciado en julio, cuando la guerra de Rusia en Ucrania y la represión generalizada de la disidencia estaban en pleno apogeo.
En una entrevista por escrito realizada cuando se hallaba tras las rejas en diciembre, antes de su traslado desde Krasnodar, Pivovarov dijo a la AP que su arresto fue una sorpresa.
“Para el verano de 2022, el campo político estaba completamente depurado. Los que no se fueron terminaron tras las rejas como yo”, escribió el hombre de 41 años.
A pesar de su detención, Pivovarov se las arregló para postularse, aunque sin éxito, para el Parlamento ruso en 2021. Fue uno de los pocos políticos de la oposición a los que se le permitió participar en las elecciones, y su equipo realizó su campaña mientras estaba tras las rejas.
“El activismo de la oposición en Rusia es, en general, la tarea de encontrar una salida a situaciones sin salida. Te prohíben todo y miran lo que harás”, escribió Pivovarov. “Intentaron callarme, pero tuvo el efecto contrario”.