ISLAMABAD (AP) — Una inusual muestra pública de divisiones en las filas del Talibán afgano gobernante surgió recientemente cuando el poderoso ministro del Interior, Sirajuddin Haqqani, pronunció un discurso considerado crítico del líder supremo del movimiento, que lleva vida de recluso.
El liderato talibán ha sido opaco desde que los insurgentes tomaron el poder en agosto de 2021, y da escasos indicios sobre la manera como se toman las decisiones.
En los últimos meses, el líder supremo Hibatula Akhundzada aparentemente ha guiado las decisiones políticas con mano más firme. Fue por orden suya que el gobierno prohibió a las mujeres y niñas asistir a las universidades o a las escuelas más allá del sexto grado.
Estas disposiciones provocaron indignación internacional y acrecentaron el aislamiento de Afganistán en medio del colapso de la economía y el agravamiento de una crisis humanitaria.
Las mismas disposiciones parecen contradecir medidas anteriores del gobierno talibán.
Desde la toma del poder por el Talibán hasta diciembre pasado, se había permitido a las mujeres continuar sus estudios. Los funcionarios reiteraron las promesas de que las niñas podrían asistir a la escuela secundaria, pero el año pasado se anuló esa decisión.
Haqqani habló el fin de semana pasado en la ceremonia de graduación de una escuela religiosa islámica en la provincia oriental de Khost.
“Monopolizar el poder y dañar la reputación del sistema en su totalidad no nos beneficia”, dijo Haqqani, de acuerdo con videoclips de su discurso publicados en redes sociales por sus seguidores. “La situación no se puede tolerar”, añadió.
Haqqani dijo que en el poder, “se ha colocado mayor responsabilidad sobre nuestros hombros y se requiere paciencia y buena conducta y obligaciones para con el pueblo”. Dijo que el Talibán debe “aliviar las heridas de la gente” y actuar de manera tal que la gente no los odie a ellos y la religión.
Haqqani no mencionó a Akhundzada, pero muchos comentaristas dijeron en redes sociales que sus declaraciones estaban dirigidas al líder. Haqqani no mencionó el problema de la educación de las mujeres, pero en el pasado ha dicho que se les debe permitir asistir a la escuela y la universidad.
Zabihula Mujahed, principal vocero del gobierno de Kabul, dijo en aparente respuesta a las declaraciones de Haqqani —sin nombrarlo— que conviene expresar las críticas en privado.
“Si alguien critica al emir, el ministro u otro funcionario, es mejor —y la ética islámica también lo dice— que exprese sus críticas en forma directa y secreta a él”, no en público, dijo Mujahed.
Akhundzada, un erudito islámico, casi nunca aparece en público ni abandona el centro del poder Talibán en la provincia sureña de Kandahar.