LATAKIA, Turquía (AP) — Ibrahim Zakaria perdió la noción del tiempo y a veces quedó inconsciente durante los casi cinco días que estuvo atrapado entre los escombros de su casa tras un terremoto de gran magnitud que azotó Turquía y Siria esta semana.
El trabajador de una tienda de celulares de 23 años del pueblo sirio de Jableh sobrevivió con gotas de agua sucia y a la larga perdió la esperanza de ser rescatado.
“Dije: estoy muerto y será imposible que vuelva a vivir”, dijo Zakaria, que fue rescatado el viernes en la noche, a The Associated Press el sábado desde una cama en un hospital de la ciudad costera de Latakia, en donde su madre de 60 años, Duha Nurallah, también se recupera.
Cinco días después de que dos poderosos sismos con unas horas de diferencia provocaran que miles de edificios se derrumbaran, dejando más de 28.000 muertos y a millones sin hogar, los socorristas aún estaban extrayendo a sobrevivientes de entre las ruinas, uno de ellos de apenas 7 meses.
Aunque cada rescate provocaba abrazos y gritos de “¡Allahu akbar!” —“¡Dios es grande!”— de los agotados hombres y mujeres que trabajaban sin parar bajo temperaturas gélidas para salvar vidas, eran la excepción en una región cubierta por el dolor, la desesperación y creciente frustración.
Más de una docena de sobrevivientes fueron rescatados el sábado, incluida una familia en Kahramanmaras, la ciudad turca más cercana al epicentro del terremoto del lunes. Los socorristas llevaron a lugar seguro a Nehir Naz Narli, de 12 años, antes de regresar por sus padres.
En la provincia de Gaziantep, fronteriza con Siria, una familia de cinco miembros fue rescatada de un edificio derrumbado en la ciudad de Nurdagi, y un hombre y su hija de 3 años fueron extraídos de los escombros en el pueblo de Islahiye, reportó la cadena de televisión Haber Turk. Una niña de 7 años también fue rescatada en la provincia de Hatay.
En Elbistan, un distrito en la provincia Kahramanmaras, Melisa Ulku, de 20 años, y otra personas fueron sacadas de los escombros 132 horas después del sismo. Antes de que fuera llevada a un lugar seguro, la policía pidió a los presentes que no vitorearan ni aplaudieran para no interferir con las labores de rescate cerca de allí.
Un hombre de 44 años en Iskenderun, en la provincia de Hatay, fue rescatado tras 138 horas de calvario, reportó la estación de televisión turca NTV. Entre lágrimas, los rescatistas lo calificaron de un milagro, y uno de ellos dijo que no esperaban encontrar a nadie vivo, pero mientras excavaban vieron sus ojos y él dijo su nombre. En la misma provincia, la NTV también reportó que un bebé llamado Hamza fue encontrado vivo en Antakya 140 horas después del terremoto. De momento no estaban claros algunos detalles de su rescate, incluido cómo sobrevivió tanto tiempo.
No todos los intentos de rescate tuvieron un final feliz. Zeynep Kahraman, quien fue sacada de los escombros después de un espectacular rescate que tardó 50 horas, murió durante la noche en un hospital. El equipo alemán ISAR que la rescató estaba impactado y entristecido.
“Es importante que la familia se pudiera despedir, que se pudieran ver una vez más, que se pudieran volver a abrazar”, dijo un miembro del equipo de rescate al canal de noticias alemán n-tv.
Los rescates se llevaron a cabo en un momento en que aumenta la frustración por la respuesta del gobierno turco al sismo, que ha dejado 24.617 muertos y al menos 80.000 lesionados tan sólo en Turquía.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan reconoció hace unos días que la respuesta inicial estuvo obstaculizada por el extenso daño a carreteras y otra infraestructura, lo cual complicó arribar a ciertos lugares. También dijo que la zona más afectada tenía 500 kilómetros (310 millas) de diámetro y 13,5 millones de residentes en el país.
Eso significa que los equipos de rescate han tenido que seleccionar cómo ayudar y en dónde.
Durante un recorrido el sábado por ciudades que el terremoto dañó, Erdogan dijo que un desastre de esta magnitud era inusual y volvió a llamarlo el “desastre del siglo”.
____
Spike reportó desde Antakya, Turquía, y Bilginsoy desde Estambul. Bassem Mroue en Beirut, Ghaith Alsayed en Bab al-Hawa, Siria, Sarah El Deeb en Antakya, Turquía, y Suzan Fraser en Ankara contribuyeron a este despacho.