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La protección del patrimonio cultural ucraniano, un desafío clave en tiempos de guerra

La UNESCO alerta de "pérdidas culturales significativas" por los combates y dice que solo son "la punta del iceberg"

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MADRID, 11 (EUROPA PRESS)

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El aumento de la violencia en Ucrania y el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022 han hecho saltar las alarmas sobre el futuro del patrimonio cultural ucraniano y el peligro que suponen los ataques y bombardeos para los lugares Patrimonio de la Humanidad en el país, donde la protección de estos bienes se ha vuelto un desafío clave en tiempos de guerra.

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Si bien el patrimonio cultural de Ucrania se ha visto sometido a la amenaza de las hostilidades desde 2014, especialmente tras la anexión por parte de Rusia de la península de Crimea, la destrucción registrada durante el último año refleja la grave amenaza que se cierne sobre el Patrimonio de la Humanidad en Ucrania.

Sobre este asunto se ha pronunciado la directora de Cultura y Emergencias de la UNESCO, Krista Pikkat, que ha alertado en una entrevista a Europa Press de que ya son más de 230 los lugares culturales dañados desde que comenzó la guerra a pesar de los intentos por enviar ayuda para "proteger las fachadas y prevenir incendios" en este tipo de instalaciones.

Así, ha destacado que el apoyo de la UNESCO al sector cultural ucraniano ha sido posible "gracias a la ayuda de muchos Estados miembro", pero ha lamentado que, "desafortunadamente, el nivel de violencia ha dejado pérdidas culturales significativas", que suponen únicamente "la punta del iceberg". Esto hace que las necesidades para una completa recuperación sean "enormes", tal y como ha subrayado.

"Es difícil evaluar exactamente las pérdidas en términos monetarias dado que el conflicto no ha terminado, pero la guerra ha tenido un impacto en todo el sector cultural, desde la industria creativa, pasando por cines y teatros hasta museos", ha explicado Pikkat, que ha puntualizado que esto supone, además, "una pérdida de medios de vida" para los profesionales del sector.

Para ella, todo esto implica una "gran pérdida para los ucranianos pero también para la humanidad en su conjunto" dado que la cultura "se encuentra en el centro de la identidad de todos los pueblos". "Las comunidades ya no pueden desempeñar sus tradiciones", ha añadido.

Aunque el organismo de Naciones Unidas no ha registrado daños en los ocho lugares de Ucrania que forman parte del Patrimonio de la Humanidad, no descartan que se produzcan pérdidas irreparables de cara al futuro. "Las labores de conservación de estos lugares se encuentra limitada dado que la prioridad son las operaciones de emergencia", ha afirmado Pikkat antes de señalar que algunas actividades, como los trabajos de restauración de la Catedral de Santa Sofía, en Kiev, se han visto suspendidos de forma indefinida.

Es por ello que ha reivindicado la intervención de las autoridades competentes a nivel nacional e internacional para investigar y determinar la responsabilidad de los daños provocados y "tomar las acciones legales pertinentes", al tiempo que ha destacado el trabajo de la UNESCO a la hora de "apoyar a las autoridades ucranianas para que puedan sacar adelante los trabajos más esenciales".

ESCUDO AZUL EN UCRANIA

El uso del Escudo Azul, una iniciativa aprobada en la Convención para la Protección de los Bienes Culturales celebrada en 1954 en La Haya con el objetivo de identificar precisamente este tipo de bienes en un intento por mantenerlos al margen de cualquier ataque en un contexto bélico, ha permitido señalar la propiedad cultural ucraniana y favorecer su reconocimiento.

Este mecanismo permite evita crímenes contra el patrimonio cultural y reducir el riesgo de daños no intencionados, especialmente contra el Patrimonio de la Humanidad. Pikkat ha manifestado, en este sentido, que en Ucrania esto ha permitido otorgar este emblema a propiedades culturales de Kiev, Leópolis y Odesa, que quedan bajo el paraguas de protección que otorga esta convención, de la que Rusia es parte firmante.

En la zona se encuentran desplegadas cinco misiones de la UNESCO, que trabajan en la inspección de labores de reparación y construcción en ciudades como Kiev y Leópolis. "Hay que destacar que UNESCO tiene una oficina de enlace en la capital, lo que permite supervisar varios proyectos y misiones", ha aseverado Pikkat, que ha aclarado que uno de los principales objetivos del organismo es "entrenar a profesionales ucranianos para que sean capaces ellos mismos de ofrecer análisis sobre los daños provocados".

"Serán indispensable de cara a la fase de recuperación porque serán los encargados de llevar a cabo el trabajo de reconstrucción de su propia vida cultural", ha sostenido, al tiempo que ha abordado la reciente inclusión del centro histórico de la ciudad de Odesa como Patrimonio Mundial en Peligro y ha defendido que esto permite "reconocer su valor universal y el deber de toda la Humanidad de protegerlo".

ROBOS Y SAQUEOS

Las agencias y organizaciones internacionales han denunciado en varias ocasiones los robos y saqueos perpetrados a manos de las fuerzas rusas durante la invasión en museos, catedrales y otros lugares culturales ucranianos.

Belkis Wille, directora adjunta para crisis y conflictos de Human Rights Watch (HRW), ha indicado que miles de objetos de valor fueron sustraídos de este tipo de inmuebles por parte del Ejército ruso en la ciudad de Jersón antes de su repliegue. Al menos cinco instituciones culturales han sido saqueadas por completo en el sur de Ucrania, unos actos que pueden ser considerados "crímenes de guerra".

"Durante los últimos días de ocupación en Jersón, las fuerzas rusas se llevaron pinturas, objetos de oro, plata, iconos religiosos y documentos históricos a territorios bajo su control", ha declarado en relación a un acto que considera "sistemático y organizado" con la intención de "robar a los ucranianos su patrimonio nacional".

La ONG ha denunciado así que durante las últimas tres semanas de la ocupación rusa --que tuvo lugar entre marzo y noviembre de 2022--, los militares rusos llevaron a cabo saqueos en el Museo de Arte Regional de Jersón, el Museo Regional de Jersón, la Capital de Santa Catalina y los Archivos Nacionales de la ciudad.

Los saqueos de Jersón no son los primeros realizados en Ucrania durante el último año. En abril, las fuerzas rusas sustrajeron pinturas, reliquias religiosas y otros objetos de tres museos de Mariúpol, donde el principal teatro de la localidad fue atacado. La Alcaldía de Mariúpol informó entonces de que más de 2.000 objetos habían sido robados de los museos en cuestión y cargados en camiones del Ejército ruso.

Posteriormente, el Museo de Historia Local de Melitópol, en Zaporiyia, sufrió ataques similares, una situación que también se dio e el Museo de Historia de Nueva Kajovka, al este de Jersón y cerca de Crimea. Todas estas acciones, destaca Wille, están prohibidas en el marco del Derecho Internacional, que se refiere a estos actos como "expolio".

Además, estas acciones suponen una grave violación de las Convenciones de Ginebra y "todos los responsables, civiles y militares, deben ser llevados ante la Justicia". "Los residentes ya han sufrido meses de tortura y otros abusos debido a la invasión de Rusia. Ahora ven cómo su patrimonio cultural y histórico es robado", ha incidido Wille, que aclara que el pueblo ucraniano "tiene derecho a recuperar todos los objetos robados y que se haga justicia".

A menos de dos semanas de que se cumpla un año del inicio de la guerra, la protección del patrimonio cultural ucraniano se vuelve cada vez un desafío mayor, una tarea indispensable para la conservación y el futuro de cientos de lugares de importancia cultural e histórica para millones de personas.

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