GAZIANTEP, Turquía (AP) — Los abrumados equipos de rescate seguían removiendo escombros en Turquía y Siria el miércoles, mientras se desvanecían las esperanzas de hallar sobrevivientes bajo los miles de edificios derruidos por el terremoto más mortífero del mundo en más de un decenio. La cifra de muertes confirmadas hasta el momento se acercaba a 12.000.
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El presidente turco Recep Tayyip Erdogan visitó Hatay, la provincia más afectada, donde murieron más de 3.300 personas y barrios enteros desaparecieron. Los habitantes de la zona han criticado la respuesta del gobierno, ya que los rescatistas tardaron en llegar, dicen.
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Erdogan, que enfrenta una difícil lucha por la reelección en mayo, reconoció que hubo “deficiencias” en la respuesta al terremoto de magnitud 7,8 del lunes y que el clima invernal ha sido otro factor. El terremoto destruyó la pista del aeropuerto de Hatay, dificultando aún más las operaciones.
“No es posible prepararse para semejante desastre”, declaró Erdogan. “No desatenderemos a ninguno de nuestros ciudadanos”. Con respecto a las críticas, dijo que “gente deshonrosa” difundía “mentiras y calumnias” sobre la respuesta del gobierno.
Las autoridades turcas dicen que están atacando la desinformación, y un grupo que monitorea internet dijo que el acceso a Twitter estaba restringido a pesar de que lo usaban los sobrevivientes para alertar a los rescatistas.
Equipos de socorristas llegados desde una veintena de países se unieron a las decenas de miles de efectivos locales en Siria y Turquía. Pero la magnitud de la destrucción causada por el devastador sismo y sus potentes réplicas era tan inmensa y extendida que muchos seguían esperando para recibir ayuda.
Los expertos dijeron que el periodo de supervivencia para aquellos atrapados bajo los escombros o que no podían obtener las necesidades básicas se estaba agotando rápidamente. Al mismo tiempo, dijeron que era demasiado pronto para abandonar la esperanza.
“Las primeras 72 horas se consideran críticas”, indicó Steven Godby, experto en peligros naturales de la Universidad de Nottingham Trent, en Inglaterra. “La tasa de supervivencia en promedio dentro de las primeras 24 horas es de 74%, después de 72 horas es de 22%, y al quinto día es del 6%”.
Los rescatistas a veces usaban excavadoras o hurgaban con gran cautela entre los escombros. Con miles de edificios derribados, no estaba claro cuántas personas podrían seguir atrapadas.
En la ciudad turca de Malatya, los cadáveres yacían unos junto a otros sobre el piso, cubiertos con mantas, mientras los rescatistas esperaban a que los vehículos funerarios los recogiesen, según el experiodista Ozel Pikal, quien vio cómo sacaban ocho cuerpos de las ruinas de un edificio.
Pikal, que participaba en las tareas de rescate, creía que al menos algunas de las víctimas podrían haber muerto congeladas, ya que los termómetros llegaron a caer hasta menos 6 grados Celsius (21 °Fahrenheit).
“Hoy no es un día agradable, porque a partir de hoy no queda ninguna esperanza en Malatya”, contó Pikal a The Associated Press por teléfono. “No sale nadie vivo de entre los escombros”.
Los cierres de carreteras y los daños en la región dificultaban el acceso a todas las áreas que necesitan ayuda, dijo, y había escasez de rescatistas donde él se encontraba.
“Nuestras manos no pueden agarrar nada por el frío”, señaló Pikal. “Se necesitan máquinas de trabajo”.
La región ya estaba afectada por más de una década de guerra civil en Siria. Millones han sido desplazados dentro de la propia Siria y millones más han buscado refugio en Turquía.
El presidente de Turquía dijo que el número de muertos en el país superó los 9.000. El Ministerio de Salud sirio dijo que el número de decesos en las áreas controladas por el gobierno superó los 1.200. Al menos 1.600 personas han muerto en el noroeste controlado por los rebeldes, según los socorristas voluntarios conocidos como los Cascos Blancos.
Eso llevó el total general a casi 12.000. Decenas de miles más han resultado heridos.
Las historias de rescates seguían generando la esperanza de que algunas personas que aún estaban atrapadas pudieran ser encontradas con vida. Una recién nacida unida todavía por el cordón umbilical a su madre fallecida fue rescatada el lunes en Siria. En Kahramanmaras, Turquía, los rescatistas sacaron a un niño de 3 años de entre los escombros y socorristas israelíes salvaron a un niño de 2 años.
Pero David Alexander, profesor de planificación y gestión de emergencias en el University College de Londres, dijo que los datos de terremotos anteriores indican que la probabilidad de supervivencia ahora era escasa, particularmente para las personas que sufrieron lesiones graves.
“Estadísticamente, hoy es el día en que vamos a dejar de encontrar personas”, dijo. “Eso no significa que debamos dejar de buscar”.
Alexander advirtió que es posible que no se sepa el número final de muertos durante semanas debido a la gran cantidad de escombros.
La última vez que un terremoto mató a tantas personas fue en 2015, cuando murieron 8.800 en un sismo de magnitud 7,8 en Nepal. Un terremoto en Japón en 2011 provocó un tsunami que mató a casi 20.000 personas.
Muchos de los que sobrevivieron al terremoto perdieron sus hogares y se han visto obligados a dormir en automóviles, refugios gubernamentales o al aire libre en medio de la lluvia y la nieve en algunas zonas.
“No tenemos una carpa, no tenemos estufa, no tenemos nada. Nuestros hijos están en mal estado”, dijo Aysan Kurt, de 27 años. “No morimos de hambre ni por el terremoto, pero moriremos de frío”.
El desastre llega en un momento delicado para Erdogan, mientras el país enfrenta una recesión económica y una fuerte inflación. La percepción de que su gobierno manejó mal la crisis podría dañar su posición. Dijo que el gobierno distribuiría 10.000 liras turcas (532 dólares) a las familias afectadas.
Kemal Kilicdaroglu, el líder del principal partido de oposición en Turquía, culpó de la devastación al gobierno de Erdogan, diciendo que no había preparado al país para un desastre y lo acusó de malgastar los fondos.
Por otra parte, en su intento de acabar con la desinformación relacionada con la respuesta al terremoto, la policía dijo que detuvo a 18 personas e identificó más de 200 cuentas de redes sociales sospechosas de “sembrar miedo y pánico”.
El monitor global de internet NetBlocks dijo que el acceso a Twitter estaba restringido en varios proveedores de internet en Turquía. Los sobrevivientes atrapados han usado Twitter para alertar a los rescatistas y sus seres queridos, mientras que otros han recurrido a la red social para criticar la respuesta del gobierno.
No hubo comentarios oficiales sobre las restricciones. El gobierno ha restringido periódicamente el acceso a las redes sociales durante emergencias nacionales y ataques terroristas, alegando cuestiones de seguridad nacional.
En Siria, las tareas de ayuda se han visto obstaculizadas por la guerra y el aislamiento de la región controlada por los rebeldes a lo largo de la frontera, que está rodeada por fuerzas gubernamentales respaldadas por Rusia. La propia Siria es un paria internacional sujeto a sanciones occidentales vinculadas a la guerra.
La Unión Europea dijo el miércoles que Siria había pedido asistencia humanitaria para ayudar a las víctimas del terremoto. Un representante de la UE insistió en que las sanciones del bloque contra el gobierno sirio no tuvieron impacto en su potencial para ayudar.
El coordinador humanitario de la ONU para Siria, Muhannad Hadi, dijo el miércoles que todavía no había acceso al cruce fronterizo de Bab al-Hawa para entrar en el territorio sirio controlado por los rebeldes —la única terminal donde se puede entregar la ayuda de la ONU— debido a las carreteras dañadas.
Usar otros cruces o enviar la ayuda atravesando líneas de conflicto desde Damasco requiere “múltiples niveles de coordinación entre diferentes partes, seguridad, humanitarias, ONG”, indicó Hadi. “No es una operación sencilla”.
Los críticos han acusado al gobierno sirio de retrasar deliberadamente el proceso para cortar el apoyo a las áreas controladas por los rebeldes.
Turquía se ubica sobre importantes fallas geológicas y con frecuencia es sacudida por terremotos. Unas 18.000 personas murieron en sismos igualmente poderosos que azotaron el noroeste del país en 1999.
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Alsayed informó desde Bab al-Hawa, Siria; Fraser desde Ankara, Turquía, y Bilginsoy desde Estambul; Los periodistas de The Associated Press David Rising en Bangkok; Danica Kirka en Londres; Frank Jordans en Berlín; Robert Badendieck en Estambul, y Kareem Chehayeb y Bassem Mroue en Beirut, contribuyeron a este despacho.