MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
"El brutal asesinato de Maseko es el último en una serie de escalofriantes ataques contra activistas prodemocráticos en Esuatini", ha manifestado la subdirectora de HRW para África, Ashwanee Budoo-Scholtz.
"Es esencial llevar rápidamente una investigación independiente, exhaustiva y efectiva capaz de identificar a los responsables", ha dicho.
HRW ha recordado que horas antes de su asesinato, el rey Mswati III advirtió en un discurso público a aquellos que reclaman reformas democráticas que mercenarios actuarían contra ellos, lo que ha provocado un aumento del temor entre la población.
"El último monarca absoluto tiene que escuchar y responder ante las aspiraciones de la población de Esuatini y sus demandas para ejercer sus derechos democráticos y políticos", ha destacado Budoo-Scholtz.
"Las autoridades deben iniciar inmediatamente un diálogo inclusivo y con múltiples actores que incluya la promoción y la protección de los Derechos Humanos, así como la vigencia de la ley y la democracia, para que no haya más activistas haciendo frente a acoso o siendo asesinados", ha remachado.
El Gobierno de Esuatini denunció que Maseko "fue brutalmente tiroteado y asesinado por criminales desconocidos" y advirtió contra "especulaciones e insinuaciones azuzadas particularmente en redes sociales" contra las autoridades. "El Gobierno se desvincula de estos actos atroces", remachó.
Maseko era presidente del Multi-Stakeholder Forum, una asociación que agrupaba a diversas organizaciones de la sociedad civil, empresas, sindicatos, partidos políticos, agrupaciones religiosas y organizaciones femeninas que abogan por una transición pacífica y una democracia multipartidista en el país africano. El abogado era ahora representante legal de dos parlamentarios que están siendo juzgados en relación con su papel en las movilizaciones prodemocráticas de 2021.
Esuatini, un país de cerca de 1,3 millones de habitantes conocido como Suazilandia hasta 2018, ha estado regido como una monarquía absoluta por Mswati III desde 1986. El monarca controla el Parlamento y nombra a los ministros, lo que ha generado críticas por su monopolio del poder.