ROMA, 10 (EUROPA PRESS)
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Según informan diversos medios italianos, el promotor de Justicia del Vaticano (fiscal), Alessandro Diddi, ha vuelto a abrir diligencias para aclarar las misteriosas circunstancias de la desaparición de Emanuela Orlandi hace 40 años. Los diarios italianos citan fuentes vaticanas y han atribuido esta decisión judicial "a las peticiones formuladas por la familia en diversos lugares", si bien de forma oficial el Vaticano no ha revelado si hay nuevas pruebas.
La joven desapareció el 22 de junio de 1983 después de salir del apartamento de su familia en la Ciudad del Vaticano para ir a una clase de música en Roma. Su padre era un empleado laico de la Santa Sede. Su desaparición ha sido uno de los misterios más mediáticos en Italia del Vaticano, y a lo largo de los años se ha relacionado con todo tipo de asuntos.
Algunas hipótesis que no llegaron a ser confirmadas por la Justicia italiana apuntaban a que la joven podía haber sido secuestrada por un grupo extremista turco para pedir la liberación de Ali Agca, el terrorista encarcelado entonces por haber atentado contra el papa Juan Pablo II en 1981. Otras teorías sugerían que Orlandi fue víctima de una red pedófila dentro del Vaticano. La Fiscalía de Roma investigó también la presunta relación del caso con la Banda de la Magliana, la organización criminal que sembró el terror en la capital italiana durante los años del plomo.
El reciente documental de Netflix 'Vatican Girl', que consta de cuatro capítulos, explora estos escenarios y también proporciona un nuevo testimonio de una amiga que asegura que Emanuela le había dicho una semana antes de su desaparición que un clérigo de alto rango del Vaticano le había hecho insinuaciones sexuales.
APERTURA DE DOS TUMBAS EN 2019
En 2018, el Vaticano autorizó la apertura de dos las tumbas de dos princesas alemanas en el cementerio teutónico, en el marco de la investigación para esclarecer esta desaparición. En 2019, cuando se accedió a ellas y se hizo el examen de las mismas, no se encontraron restos humanos de ningún tipo.
El entonces el director interino de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, explicó que las tumbas estaban vacías, por tanto, no se encontraron ni siquiera los restos de las nobles alemanas. La primera de ellas es la de la princesa Sofía von Hohenlohe, fallecida en 1836. La segunda es la de Carlota Federica de Mecklemburgo, fallecida cuatro años después.
"No se encontraron hallazgos humanos o urnas funerarias --confirmó Gisotti--. La cuidadosa inspección de la tumba de la princesa Sophie von Hohenlohe ha traído a la luz un gran compartimento subterráneo de unos 4 por 3.70 metros completamente vacío".
Posteriormente, según añadió, tuvieron lugar las operaciones de apertura de la segunda tumba-sarcófago, la de la princesa Carlotta Federica di Mecklemburgo. "En su interior, no se han encontrado restos humanos. Los familiares de las dos princesas fueron informados de los resultados de la investigación", explicó.
Las dos princesas alemanas fallecieron en 1836 y 1840 y fueron enterradas en el cementerio situado entre la basílica de San Pedro y el gran palacio de las Audiencias Generales, en un lugar donde se encontraba el llamado Circo de Nerón, escenario del martirio de muchos de los primeros cristianos en los pantanos vaticanos, y cuya antigüedad se remonta al año 799.
La Secretaría de Estado de la Santa Sede autorizó en abril de 2018 la apertura de la investigación. En ese contexto, la familia pidió al Vaticano que investigase una de las tumbas del cementerio teutónico, alrededor de la cual circulan rumores en el Vaticano desde hace años. De hecho, la familia había recibido una carta anónima con una foto de una sepultura y una frase escrita: "Busque donde indica el ángel".
En el cementerio teutónico próximo a la Plaza de San Pedro, se encuentra una estatua de un ángel que sostiene una sábana con el texto en latín 'Requiescat in pace' (Descanse en paz), mientras que en la lápida hay una inscripción dedicada a la princesa Sofía y al príncipe Gustavo von Hohenlohe, que en 1857 fue nombrado arzobispo por el papa Pío IX.
El hermano de la joven explicó entonces que además de pedir la apertura de la sepultura, la familia solicitó a la Santa Sede documentos relativos al caso y la posibilidad de escuchar a algunos cardenales.