LONDRES (AP) — Varios ministros del gobierno británico se reunían el lunes con líderes sindicales en un esfuerzo de poner fin a una serie de huelgas que han paralizado la red ferroviaria y lastrado a un sistema de salud ya sobrecargado.
El secretario de Salud, Steve Barclay, se reunía con sindicatos de trabajadores de salud, mientras que otros miembros del gobierno se entrevistarían con sindicatos ferroviarios que han celebrado huelgas durante meses y con sindicatos de maestros que estudiaban ir a la huelga.
Gran Bretaña pasa por su mayor oleada de huelgas en décadas. Trabajadores de gestión de equipaje en aeropuertos, empleados de fronteras, instructores de conducción, conductores de autobuses y carteros son algunos de los que han hecho paros para reclamar salarios más altos.
Las enfermeras y trabajadores de ambulancias están inmersos en una disputa con el Servicio Nacional de Salud, financiado por el estado, al que reclaman aumentos que sigan el ritmo del coste disparado de la vida. La inflación en Gran Bretaña alcanzó a finales del año pasado el 11,1%, un récord de 41 años, impulsado por un brusco aumento de los precios de la energía y los alimentos.
Pat Cullen, líder del Real Colegio de Enfermería, dijo que había visto un “ápice de optimismo” en las declaraciones el domingo del primer ministro, Rishi Sunak, sobre que estaba dispuesto a hablar de reclamaciones salariales “asequibles y responsables”. Hasta ahora, el gobierno conservador ha insistido en que sólo contemplará subidas de impuestos para el año fiscal 2023-2024 que comienza en abril, en lugar del año en curso.
Pero el gobierno ha indignado a los sindicatos con sus planes de dificultar las huelgas de trabajadores esenciales al fijar “niveles de seguridad mínima” para bomberos, servicios de ambulancias y ferrocarriles que deben mantenerse durante una huelga.
El lunes parecía improbable que se hicieran grandes avances, y los sindicatos dijeron que las conversaciones no impedirían la nueva jornada de huelga de enfermería convocada para el miércoles. El personal de ambulancia tenía previsto parar de nuevo la semana que viene y los médicos jóvenes votaban si celebrar huelgas más tarde este año.
Las acciones han aumentado la presión sobre un sistema de salud que ya enfrenta muchos desafíos, como una creciente demanda de atención tras el levantamiento de las restricciones de la pandemia, un brote de gripe y otros virus invernales tras dos años de cuarentenas y falta de personal por el agotamiento de la pandemia y la falta de trabajadores europeos en Gran Bretaña después del Brexit.
Miles de camas de hospital están ocupadas por personas que podrían recibir el alta pero no tienen a dónde ir debido a la falta de centros de cuidado de largo plazo. Eso ha hecho que las ambulancias se queden bloqueadas ante los hospitales con pacientes para los que no hay espacio, y en consecuencia que personas con emergencias médicas esperen durante horas a que lleguen las ambulancias.