MADRID, 14 (Portaltic/EP)
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Estas filtraciones, que se conocen en conjunto como los 'Archivos de Twitter', son para Dorsey una muestra de "transparencia incómoda" necesaria, quien defiende que "no hay nada que ocultar solo mucho de lo que aprender", al tiempo que asume la culpa del devenir de la red social.
"Mi mayor error fue seguir invirtiendo en la creación de herramientas para gestionar nosotros la conversación pública frente a la creación de herramientas para que la gente que usa Twitter pueda gestionarla de forma sencilla ella misma", afirma en una publicación compartida en Revue este martes.
Una decisión que, según entiende, ha llevado a la creación de una compañía "con demasiado poder y abierta a una significativa presión externa, como los fondos de publicidad", alejada de tres principios en los que cree, en favor de Internet y de la sociedad.
Según estos principios, una plataforma social debe ser resiliente al control corporativo y gubernamental, dando a las personas herramientas para resistir que, además, sean propiedad de la gente.
Por otra parte, defiende que "cualquier contenido producido por alguien para Internet debe ser permanente hasta que el autor original decida eliminarlo". Y hasta ese momento, debe estar "siempre disponible y direccionable".
Por último, sobre la moderación, el ejecutivo "no cree que un sistema centralizado pueda moderar el contenido a nivel mundial. Solo se puede hacer mediante algoritmos de ranking y relevancia, cuanto más localizados mejor", y que "en lugar de que una empresa o gobierno construya y controle estos únicamente, las personas deberían poder crear y elegir entre los algoritmos que mejor se adapten a sus criterios, o no tener que usar ninguno en absoluto".
Para Dorsey, Twitter falla en todos. Y añade que la única manera de cumplir con los tres principios es disponer de "un protocolo libre y abierto para las redes sociales, que no esté en posesión de una sola empresa ni de un grupo de empresas y que sea resiliente a la influencia corporativa y gubernamental".
Dicho todo esto, el ejecutivo cree que "no había intenciones maliciosas ni agendas ocultas", y que "todo el mundo actuó de acuerdo a la mejor información" que tenían entonces. Y condena los ataques que están recibiendo sus antiguos compañeros, que "pueden ser peligrosos y no resuelven nada".