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Irak: La sequía y la sal diezman a búfalos en las ciénagas

Búfalos de agua buscan el líquido en las ciénagas de Chibayish tras varias sequías agudas en el verano, el sábado 19 de noviembre de 2022, en Dhi Qar, Irak. (AP Foto Anmar Khalil) AP (Anmar Khalil/AP)

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CHIBAYISH, Irak (AP) — Abbas Hashem fijó su mirada preocupada en el horizonte... el día casi había terminado, y aún no había señales del último de sus búfalos de agua. Sabe que, cuando sus animales no regresan de deambular por las ciénagas de esta parte de Irak, es porque deben estar muertos.

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La tierra seca está agrietada bajo sus pies y espesas capas de sal marchitan los juncos en los humedales de Chibayish, en medio de las graves escaseces este año de agua fresca que fluye desde el río Tigris.

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Hashem ya perdió cinco búfalos de su manada de 20 desde mayo, debilitados por el hambre y envenenados por el agua salada que se está filtrando a las ciénagas ubicadas a baja altitud. Otros pastores de búfalos en el área dicen que sus animales también murieron, o producen leche no apta para su venta.

“Este sitio solía estar lleno de vida”, manifestó. “Ahora es un desierto, un cementerio”.

Los humedales —un vestigio exuberante de la cuna de la civilización y un agudo contraste con el desierto que prevalece en otras partes de Medio Oriente— renacieron tras la caída de Saddam Hussein en 2003, cuando las presas que él había construido para drenar el área y extirpar a los rebeldes chiíes fueron desmanteladas.

Pero en la actualidad, la sequía que los expertos creen está siendo azuzada por el cambo climático y la sal invasora, conjuntadas con la falta de un acuerdo político entre Irak y Turquía, están poniendo en riesgo a las ciénagas, que circundan los ríos Tigris y Éufrates en el sur de Irak.

Este año, escaseces agudas de agua —las peores en 40 años, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura— han sumido más a los pastores de búfalos en la pobreza y las deudas, obligando a muchos a dejar sus hogares y migrar a las ciudades cercanas en busca de trabajo.

Desde hace tiempo, las comunidades rurales que viven de la agricultura y el pastoreo están distanciadas de las autoridades en Bagdad, perpetuamente enfrascadas en crisis políticas. Y cuando el gobierno introdujo este año duras políticas de racionamiento de agua, la gente de la región se sintió más desesperada.

Irak, rico en petróleo, no ha reconstruido la anticuada infraestructura de suministro de agua e irrigación y sus esperanzas de alcanzar un acuerdo para compartir el agua del Tigris con la vecina Turquía, ubicada río arriba, han menguado, obstaculizadas por intransigencia y lealtades políticas en Irak frecuentemente contrapuestas.

En las ciénagas, donde el pastoreo de búfalos de agua ha sido una forma de vida durante generaciones, la ira hacia el gobierno es palpable.

Hamza Noor halló una parcela donde fluye un hilillo de agua. El hombre de 33 años parte cinco veces al día en su pequeño bote a través de las ciénagas, llenando recipientes de agua y llevándoselos a sus animales.

Entre Noor y sus dos hermanos, la familia perdió 20 búfalos dede mayo, señaló. Pero a diferencia de otros pastores que se fueron a la ciudad, él decidió quedarse.

“No sé hacer ningún otro trabajo”, manifestó.

Ahmed Mutliq, de 30 años, se siente igual. Él creció en las ciénagas y dice que en años anteriores ya ha visto periodos de sequía.

“Pero nada se compara con este año”, señaló. Exhortó a las autoridades a liberar más líquido de las represas río arriba, culpando a las provincias del norte y a los países vecinos "de quitarnos el agua".

Los funcionarios provinciales, impotentes en el gobierno altamente centralizado de Irak, carecen de respuestas.

“Nos sentimos avergonzados”, dijo Salah Farhad, jefe de la dirección agrícola de la provincia de Dhi Qar. “Los agricultores nos piden más agua, y no podemos hacer nada”.

Irak depende de la cuenca del Tigris y el Éufrates para proporcionar agua potable, irrigación y servicios sanitarios a sus 40 millones de habitantes. Las reivindicaciones sobre la cuenca, que se extiende desde Turquía y pasa por Siria e Irán antes de llegar a Irak, han complicado la capacidad de Bagdad de elaborar un plan para el manejo del agua.

Ankara y Bagdad no han podido llegar a un acuerdo sobre una cantidad fija de tasa de flujo para el Tigris. Turquía está obligada por un acuerdo de 1987 para liberar 500 metros cúbicos por segundo hacia Siria, que entonces divide el agua con Irak.

Pero Ankara no ha cumplido con sus obligaciones en años recientes debido a un descenso en los niveles del agua, y rechaza cualquier acuerdo futuro para compartir el líquido que la obligue a liberar una cifra fija.

El plan anual de Irak sobre el agua le da prioridad a apartar suficiente agua potable primero para la nación, y luego suministrarla al sector agrícola, y también descargar agua fresca suficiente a las ciénagas para minimizar la salinidad allí. Este año las cantidades fueron reducidas a la mitad.

La salinidad en las ciénagas ha aumentado más luego de que Irán, que también padece escasez de agua, ha desviado agua desde su río Karkheh, que fluye a las ciénagas de Irak.

Bagdad ha hecho incluso menos avances con respecto a compartir recursos hídricos con Teherán.

“Con Turquía hay diálogo, pero muchos retrasos”, dijo Hatem Hamid, que encabeza el crucial departamento del Ministerio del Agua iraquí y que es el responsable de elaborar el plan para el manejo del agua. “Con Irán no hay nada”.

Dos funcionarios del departamento jurídico de la cancillería de Irak, que maneja las quejas contra otros países, dijeron que los intentos por dialogar con Irán en torno a compartir el agua fueron suspendidos por funcionarios de mayor rango, incluyendo la oficina del entonces primer ministro iraquí Mustafá al Kadhimi.

“Nos dijeron que no habláramos con Irán acerca de ello”, dijo uno de los funcionarios. Ambos hicieron declaraciones a condición de guardar el anonimato para poder tocar temas jurídicos.

Las necesidades de Irak son tan agudas que varios países occidentales y organizaciones de ayuda humanitaria están tratando de proporcionar asistencia para el desarrollo al país con el fin de que actualice su infraestructura hídrica envejecida y modernice sus prácticas agrícolas añejas.

El Servicio Geológico de Estados Unidos ha entrenado a funcionarios iraquíes en la interpretación de imágenes satelitales para “fortalecer la mano de Irak en las negociaciones con Turquía”, señaló un diplomático estadounidense, el cual también habló a condición de guardar el anonimato debido a que las negociaciones están en curso.

A medida que el sol se ponía sobre Chibayish, el búfalo de agua de Hashem nunca volvió. Es el sexto animal que pierde.

“Sin mis búfalos no tengo nada”, manifestó.

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