LIMA (AP) — El principal asesor del expresidente peruano Pedro Castillo dijo el viernes que quedó estupefacto al ver en el televisor de su oficina, en el Palacio Presidencial, cómo anunciaba la disolución del Parlamento, lo que gatilló su destitución y estrepitosa caída del poder.
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En una entrevista telefónica con The Associated Press el economista Luis Mendieta -quien se desempeñaba como jefe del gabinete de asesores de la presidencia- relató que el miércoles le avisaron que encendiera el televisor de su despacho. Entonces contempló a Castillo, con manos temblorosas, leyendo un discurso de casi 10 minutos.
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El ahora expresidente anunció la disolución del Congreso, el inicio de un gobierno de emergencia y añadió que iba a convocar a elecciones para un nuevo Parlamento con facultades constituyentes que redactaría una nueva carta magna en nueve meses.
“Me doy con la sorpresa tremenda que estaba rompiendo con todo el Estado de Derecho”, señaló Mendieta, quien tras el fin del mensaje presidencial bajó con paso rápido hacia la oficina de Castillo y le dijo: “¿qué hizo, presidente?”. El ahora exmandatario estaba en silencio y musitó palabras en un tono tan bajo que el asesor no pudo escuchar, recordó.
El sorpresivo discurso rompía los dichos previos de Castillo, quien muchas veces había indicado que jamás cerraría el Parlamento. Tampoco podía hacerlo porque la constitución sólo otorga esa facultad a un presidente cuando el Congreso le niega dos veces un voto de confianza al gabinete ministerial.
El anuncio también inutilizaba el discurso que Mendieta había preparado el martes y que había entregado a Castillo por Whatsapp y en papeles impresos la mañana del miércoles para que el entonces presidente lo leyera esa tarde en el Parlamento, donde tenía previsto presentarse para defenderse de un nuevo pedido de destitución.
La noche del martes Castillo había asegurado en otro mensaje a la nación que jamás rompería la ley. “Soy un demócrata que respeta la constitución, la institucionalidad, el debido proceso, el Estado de Derecho y el equilibrio de poderes”, había sostenido.
Mendieta dijo que no sabía de la existencia de un "discurso alternativo" y tampoco entiende qué llevó a Castillo a este "convencimiento tan repentino”. Comentó que luego de mostrar su desacuerdo con el entonces mandatario, al regresar a su oficina pudo observar en las televisoras locales cómo el entonces presidente abandonaba el palacio junto a su esposa y sus dos hijos menores.
La familia, que en julio de 2021 había abandonado su casa de adobe en Anguía -el tercer distrito más pobre de Perú- para vivir en el palacio presidencial, ahora salía casi corriendo de la residencia presidencial cargando mochilas y bolsas.
Horas después el Congreso aprobó la destitución de Castillo “por permanente incapacidad moral” por 101 votos a favor, seis en contra y 10 abstenciones. Habían logrado removerlo del cargo de presidente en el tercer intento desde el inicio de su mandato hace casi 17 meses, un caso inédito en la historia reciente del país sudamericano.
En menos de tres horas el primer presidente de origen rural en 200 años de república había perdido el apoyo de los ministros de su gabinete, que renunciaron uno tras otro sin avalar el cierre del Parlamento, y varias instituciones comenzaron a desafiarlo y llamaron a su anuncio “golpe de Estado”. Finalmente las Fuerzas Armadas y la policía también lo abandonaron. Quedó solo.
En medio de la confusión, el jefe de la casa militar, general José Mariscal, comenzó a preocuparse al crecer el rumor de que Castillo no había salido del palacio sino que se había encerrado en alguno de los cuartos de la residencia presidencial.
Temiendo que Castillo atentara contra su vida -como ocurrió en 2019 con el expresidente Alan García (1985-1990 y 2006-2011) quien se suicidó en su domicilio poco antes de ser detenido por la policía por una investigación preliminar por corrupción-, Mendieta y Mariscal buscaron a Castillo sin éxito.
Castillo se dirigía a la embajada de México en Lima y ya había pedido asilo, confirmó el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Pero el automóvil que lo llevaba avanzó pocas cuadras, fue detenido en una calle cercana al palacio y conducido a una comisaría. Posteriormente fue trasladado a una base policial en cuyo interior funciona una cárcel para mandatarios donde está recluido desde 2007 el expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) sentenciado a 25 años de cárcel por asesinato y corrupción.
La víspera un juez ordenó mantenerlo detenido por siete días mientras es investigado de forma preliminar por rebelión, un delito que se castiga con hasta 20 años de cárcel. Además, Castillo ha perdido la protección que le otorgaba ejercer la presidencia y tiene otras seis investigaciones fiscales, la mayoría por presunta corrupción.
“Se tiró a una piscina sin agua”, reflexionó Mendieta sobre la sorpresiva decisión de Castillo. “Sólo él lo sabe”, dijo.