MADRID, 5 (EUROPA PRESS)
"En la NBA, para ser sincero, no me queda mucho. Cuando mi hijo empiece a estar en la escuela, me gustaría estar asentado en mi casa de Badalona. Dos-tres años diría que me quedan", aseguró en el nuevo episodio del podcast 'El Reverso' con Gonzalo Vázquez y Andrés Monje.
No obstante, mientras dure su periplo en la NBA, consideró que su casa es Cleveland. "Creo que he encontrado mi sitio en Cleveland, estoy a gusto y quiero llegar con este proyecto a la cima. Sueño con vivir la experiencia de jugar unas Finales", se sinceró.
"Esta lesión ha sido una montaña rusa, con muchas emociones en mi mente, desde ganas, emoción, miedo, intriga", comentó sobre su lesión de rodilla. "Pero la que sobresale más es la ilusión", añadió sobre la rotura en el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, sufrida en un partido contra New Orleans Pelicans hace ya once meses. Lesión que ya sufrió en 2012.
Así, en esa montaña rusa emocional, uno de sus apoyos fue su mujer. "Me acuerdo de un día, cuando llegué a El Masnou a las dos semanas de operarme, estaba con muletas y no sabía bajar las escaleras de mi casa. Eran las 5 de la mañana, con el jet lag, y empecé a llorar", reconoció.
"Entonces mi mujer me abrazó y con eso fue suficiente, supe que iba a ser duro pero que la iba a tener al lado. Y eso me ha ayudado muchísimo en momentos duros", explicó.
Por otro lado, el de El Masnou aseguró que con el paso de los años se ha dado cuenta de la importancia de la figura del entrenador. "Cuando empiezas a jugar piensas que el entrenador no es tan importante. Mirando atrás en mi carrera, al final el jugador es tan bueno como la confianza que tiene el entrenador en él", valoró.