MADRID, 5 (EUROPA PRESS)
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Según las informaciones recogidas por la agencia estatal sudanesa de noticias, SUNA, el acto ha tenido lugar en el Palacio Republicano de la capital, Jartum, y ha contado con representantes del mecanismo tripartito para el diálogo nacional, integrado por la Misión Integrada de Asistencia para la Transición de Naciones Unidas en Sudán (UNITAMS), la Unión Africana (UA) y la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD).
Entre los firmantes, además de las FFC --uno de los principales grupos detrás de las manifestaciones que acabaron con la salida del poder en 2019 del entonces presidente, Omar Hasán al Bashir--, figuran el Partido Nacional de la Umma, el Partido Unionista, diversos grupos rebeldes firmantes del acuerdo de paz de octubre de 2020 y organizaciones civiles y sindicales de Sudán.
Horas antes de la firma, las FFC indicaron a través de un mensaje en su cuenta en la red social Facebook que su "posición clara" es que "el proceso político en Sudán debe ser un proyecto para una solución política exhaustiva en el que participen todas las fuerzas de la revolución". "Nos opondremos a cualquier proceso impuesto a Sudán, cueste lo que cueste", advirtieron.
Las principales cláusulas de este 'acuerdo marco' son la aplicación del acuerdo de Yuba con los grupos rebeldes y una postura equilibrada en política exterior, así como cumplir con los estándares internacionales a nivel de Derechos Humanos y hacer énfasis en un Ejército profesional y unificado que proteja las fronteras y el Estado de Derecho, tal y como ha recogido la cadena de televisión Sudania24.
El líder del Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán-Norte (SPLM-N), Yasir Arman, destacó la semana pasada en declaraciones concedidas al portal sudanés de noticias Sudan Tribune que el objetivo del acuerdo es garantizar la participación de las "fuerzas revolucionarias" y ensamblar una coalición que respalde las reformas necesarias para completar el proceso de transición abierto tras la salida del poder de 2019.
Al Burhan encabezó en octubre de 2021 un nuevo golpe de Estado que derrocó al primer ministro de transición, Abdalá Hamdok, nombrado tras un acuerdo entre la junta militar anterior, surgida tras el golpe de Estado de 2019 contra Al Bashir, y diversas organizaciones civiles y formaciones políticas opositoras. Este Gobierno había iniciado una batería de reformas sociales y económicas y ha alcanzado un acuerdo de paz con importantes grupos rebeldes de Darfur y otras zonas del país.
A pesar de que Hamdok, detenido tras la asonada, volvió al cargo en noviembre de 2021 tras un acuerdo firmado con Al Burhan en medio de las presiones internacionales, finalmente abandonó el cargo tras denunciar la sangrienta represión de las manifestaciones contra el golpe en el país africano, que se ha saldado con más de un centenar de muertos a manos de las fuerzas de seguridad.
Finalmente, Al Burhan anunció en julio que daba un paso a un lado para permitir a partidos y organizaciones civiles pactar un nuevo gobierno. Así, aseguró que el Ejército no participará en las negociaciones auspiciadas por el mecanismo tripartito e instó a las fuerzas políticas a impulsar un "diálogo serio de inmediato" para "restaurar la unidad del pueblo sudanés", una decisión aplaudida por la comunidad internacional.
Poco antes de la firma del acuerdo, las autoridades sudanesas liberaron a Uagdi Salí, un destacado miembro del suspendido Comité para la Eliminación del Empoderamiento, y a un policía retirado encargado de la aplicación de las decisiones de este organismo. Tras su salida de prisión, Salí --cuyo partido, Baaz, se negó a participar en la ceremonia-- rechazó la firma de cualquier acuerdo que legitime el golpe de Al Burhan.