MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
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Un equipo internacional estudió organismos con esqueletos de carbonato de calcio de toda la Antártida en el Océano Austral. El carbonato de calcio es más soluble en aguas más ácidas que contienen más dióxido de carbono (CO2), como las aguas más frías de las regiones polares, lo que dificulta que estas criaturas construyan sus esqueletos.
Para llevar a cabo el estudio, publicado en la revista Ecography, los investigadores analizaron el esqueleto de un grupo de criaturas marinas llamadas briozoos (comúnmente conocidos como animales de musgo), que son pequeños invertebrados que se alimentan por filtración que viven en el fondo marino y pueden crear hábitats complejos que mejoran la biodiversidad.
"Al igual que los corales, los briozoos pueden vivir en colonias y construir esqueletos de carbonato de calcio, pero están más distribuidos geográficamente, especialmente en aguas antárticas. Forman esqueletos con una composición muy diversa y son importantes productores de carbonato en el hemisferio sur, lo que los convierte en excelentes animales para estudiar los efectos del cambio global", señala la autora principal Blanca Figuerola, del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC).
Los esqueletos de briozoos están hechos de los dos tipos principales de carbonato de calcio, calcita o aragonito, pero también pueden incorporar magnesio, lo que puede hacer que los esqueletos sean más vulnerables a la acidificación.
A través de análisis mineralógicos, los investigadores identificaron los diferentes tipos de minerales y determinaron los niveles de magnesio que se encuentran en los esqueletos de briozoos antárticos, creando el conjunto de datos más grande jamás producido para los briozoos del Océano Austral.
Incluyeron estas firmas minerales con datos existentes de casi 500 especies que se encuentran en el hemisferio sur y compararon la distribución de los diferentes tipos de minerales y los niveles de magnesio en sus esqueletos con la temperatura del agua de mar en la que vivían.
El investigador y coautor del British Antarctic Survey, el Dr. Huw Griffiths, dice en un comunicado: "Encontramos un patrón claro que muestra que las especies que tienen esqueletos de carbonato con altas concentraciones de magnesio se vuelven más comunes con temperaturas más cálidas del agua de mar, y vemos esta tendencia a escala global".
Según Figuerola, "esto sugiere que muchas especies marinas con altos niveles de magnesio en sus esqueletos se volverán más vulnerables a la acidificación del océano a medida que aumenta la temperatura del agua del mar, y dados los rápidos cambios observados y pronosticados en la temperatura y la química de nuestros océanos , estos organismos pueden no tener tiempo para adaptarse a estas nuevas condiciones".
El aumento de las emisiones de CO2 está cambiando los océanos, provocando un aumento de la temperatura del agua del mar y cambios en la química de los océanos. Cuando los océanos absorben CO2, se vuelven más ácidos, un fenómeno conocido como acidificación de los océanos. Al mismo tiempo, el CO2 disuelto reacciona con el agua de mar para formar ácido carbónico, que reduce la concentración de carbonato en el agua de mar.
Como resultado, los organismos calcificadores, que utilizan los iones de carbonato y calcio disueltos en el agua de mar para construir sus caparazones y esqueletos, deben hacer frente a la menor disponibilidad de carbonato y al aumento de la acidez. Todavía se desconoce hasta qué punto las especies calcificadoras pueden ajustar su química esquelética en respuesta a la combinación de estos (temperatura y pH) y otros factores estresantes globales relacionados.