MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
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El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha indicado que necesita 161 millones de dólares (alrededor de 155 millones de euros) antes de finales de año para evitar la suspensión de su programa de asistencia a refugiados y a comunidades afectadas por la crisis, incluidos 519.000 refugiados sudaneses y centroafricanos, en un llamamiento de ayuda respaldado por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Así, ambos organismos han detallado que en algunas zonas se registran tasas de desnutrición aguda superiores al 19 por ciento y de desnutrición crónica del 42 por ciento, una situación que podría empeorar en caso de que se vean forzados a recortar sus programas de ayuda debido a la falta de financiación.
El PMA empezó en junio de 2021 a dar medias raciones a refugiados y otros grupos debido a la falta de financiación, por lo que el organismo y ACNUR alertan de que un mayor recorte de la ayuda tendrá un grave impacto sobre la seguridad alimentaria, la nutrición y la protección de las comunidades refugiadas, incluidos niños que están siendo sacados de la escuela, forzados a trabajar o entregados en matrimonios forzados.
"Los refugiados cuentan con nosotros para lo que a veces es la única comida que tienen al día. La comida del PMA es un salvavidas vital. Cortar esta cuerda tendrá consecuencias devastadoras sobre los más vulnerables, especialmente mujeres, niñas y niños. Estamos extremadamente preocupados", ha dicho el representante del PMA en Chad, Pierre Honnorat.
En esta línea, la representante de ACNUR en el país, Laura Lo Castro, ha apuntado a "informes sobre un aumento de los niños desnutridos aceptados en centros de salud". "Hemos visto cómo menos niños de lo habitual acuden a clase, comparado con el año pasado, ya que son enviados a los campos o las ciudades para trabajar". "La ayuda alimentaria es crucial para salvar vidas a corto plazo, pero también para salvaguardar los programas de resiliencia actuales y futuros", ha explicado.
El PMA y ACNUR han incidido en que trabajan con el Gobierno de Chad y sus socios para encontrar soluciones para la situación, al tiempo que han recordado que los refugiados dependen en gran medida de la asistencia humanitaria debido a un acceso limitado a tierras fértiles y oportunidades para lograr su sustento, una situación agravada por las recientes inundaciones y el aumento de los precios de los productos básicos.
Chad acoge a 577.000 refugiados, más que cualquier otro país de África occidental y central, una cifra que ha aumentado un diez por ciento durante el último año debido a la llegada de personas que huyen de la inestabilidad política y la inseguridad en Camerún, República Centroafricana (RCA), Nigeria y Sudán.
El país, dirigido por una junta militar tras la muerte en abril de 2021 del entonces presidente, Idriss Déby, por heridas sufridas en una ofensiva contra el grupo rebelde Frente para la Alternancia y la Concordia en Chad (FACT), ha registrado además un deterioro de la seguridad por los ataques de grupos yihadistas y un repunte de los enfrentamientos intercomunitarios debido a las disputas por los recursos.