LOS ÁNGELES (AP) — Un jurado de Los Ángeles el martes rechazó el martes un reclamo de la viuda del exjugador de la Universidad del Sur de California, quien dijo que la NCAA había fallado en protegerlo de repetidos golpes en la cabeza que desencadenó en su muerte.
Matthew Gee, un linebacker en el equipo que ganó el Rose Bowl en 1990, quien soportó un estimado de 6.000 golpes que le causaron daño cerebral permanente y lo llevaron al abuso de cocaína, alcohol que finalmente lo mató a los 49 años, alegaron los abogados de su viuda.
La NCAA dijo que ello no tuvo nada que ver con la muerte de Gee, que se ha dicho que fue un paro cardiaco súbito provocado por hipertensión no tratada y toxicidad aguda por cocaína. Un abogado del organismo que gobierna el deporte colegial en Estados Unidos, dijo que Gee sufrió de muchos otros problemas no relacionados con el deporte, como la cirrosis hepática que eventualmente lo habría matado.
El veredicto podría tener amplias ramificaciones para los atletas universitarios que culpan a la NCAA por las lesiones en la cabeza.
Cientos de demandas por homicidio culposo y lesiones personales han sido presentadas por jugadores de fútbol americano colegial contra la NCAA en la última década, pero la de Gee es la primera en llegar a un jurado alegando que los golpes a la cabeza le provocaron encefalopatía traumática crónica, una enfermedad degenerativa conocida por las siglas CTE.
Alana Glee había testificado que los novios de la universidad tuvieron 20 buenos años de matrimonio antes de que la salud mental de su esposo comenzara a deteriorarse y se volvió iracundo, impulsivo y depresivo y empezó a comer en exceso y abusar de las drogas y el alcohol.
Abogados de Gee dijeron que CTE, que ha sido encontrado en atletas y militares veteranos que sufrieron lesiones reiteradas en la cabeza, fue una causa indirecta de muerte porque se ha demostrado que el traumatismo craneal promueve el abuso de sustancias.
La NCAA dijo que el caso dependía de lo que sabía en el momento en que jugaba Gee, de 1988 a 1992, y no de CTE, que se descubrió por primera vez en el cerebro de un jugador de la NFL fallecido en 2005.