MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
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Desde hace siete semanas, Rhodes está siendo juzgado por su papel en el asalto al Capitolio junto a otros cuatro compañeros de esta milicia de ultraderecha. Se trata del primer juicio en más de una década contra un grupo extremista de Estados Unidos por delitos de esta índole.
"El 6 de enero, nuestra democracia estaba bajo ataque", ha enfatizado durante su alegato final la fiscal federal adjunta Kathryn Rakoczy, quien ha expuesto que tanto Rhodes como los suyos se creían ungidos para defender su propia versión de aquellas elecciones en las que Donald Trump salió derrotado
Rakoczy ha recordado como Rhodes afirmó que estaba preparado para "iniciar una rebelión el día que Biden asumió el cargo" y que como él mismo "admitió ante el estrado, eso es lo que iba a hacer". En ese sentido, ha mencionado cómo el acusado pretendió que Trump invocara la Ley de Insurrección para poder actuar.
La sedición y conspiración son los cargos más importantes que se han presentado contra las aproximadamente 850 personas que han sido detenidas por su participación en aquellos disturbios. La principal acusación que han presentado los fiscales es la de ingresar de manera ilegal en un lugar restringido, mientras que el resto de las más recurrentes son por agresión o resistencia a la autoridad.
Rhodes, de 57 años, ha estado al frente del grupo desde que lo fundó, allá por 2009. Se trata de un antiguo paracaidista del Ejército que actualmente se encuentra en prisión preventiva en Texas, después de un fallo judicial en el que se alertaba de que cuenta con la capacidad para "financiar insurrecciones futuras".
El caso de Rhodes fue la primera acusación importante que cayó sobre un miembro de estas milicias presentes en las revueltas del 6 de enero. Hasta ese momento, el resto de integrantes de esos grupos, como Proud Boys o Three Percenters, si bien fueron acusados de conspirar para entorpecer un proceso legal, no incluía el matiz de sedición, que cuenta con una fuerte carga política.
Los otros cuatro son Kelly Meggs, de 53 años, cabecilla de la delegación de Oath Keepers en Florida junto a Kenneth Harrelson, de 41 años, otro de los detenidos; Jessica Watkins, de 40 años, veterana del Ejército que sirvió en Afganistán antes de formar parte del grupo en Ohio; y Thomas Caldwell, de 68 años, empleado del FBI y antiguo comandante de la Marina, que ha negado pertenecer al grupo.
Durante semanas, la acusación ha mostrado mensajes en redes sociales, correos electrónicos, vídeos y registros de llamadas para evidenciar la coordinación entre los acusados antes, durante y después del ataque. Las pruebas reflejan que algunos de ellos viajaron juntos hasta Washington y escondieron armas en un hotel de Virgina.
Por su parte, la defensa ha alegado que la presencia de Rhodes en Washington respondía a su interés por actuar como "encargado de paz" si estallaban choques entre seguidores de Trump y grupos antifascistas, y si bien reconoce una "retórica terriblemente acalorada", eso no es sinónimo de un acuerdo para derrocar al gobierno.
Rhodes, quien ha testificado en su propia defensa, ha tratado de distanciarse de los otros acusados, afirmando que no estuvo involucrado en el almacenamiento de armas de fuego en un hotel de Virginia y llamando a algunos de sus compañeros "estúpidos" por ingresar en el edificio del Capitolio.