PARÍS (AP) — Al margen de lidiar con las lesiones de jugadores clave otra vez, Francia carga con el peso de la historia del Mundial en Qatar.
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Buena suerte, Les Bleus.
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Desde que Brasil perdió la final de 1998 ante Francia, ningún otro campeón defensor ha estado cerca de revalidar el título.
De los siguientes cinco vigentes campeones de la Copa del Mundo, cuatro naufragaron en la fase de grupos, y tres acabaron en el último lugar de su grupo.
Como campeones mundiales en 1998, muchos veían a Francia como amplia favorita para repetir en 2022, especialmente con una delantera que incluía goleadores de tres ligas de fuste en Europa.
Francia contaba con Thierry Henry, artillero del Arsenal, David Trezeguet, atacante de la Juventus y la joven promesa Djibril Cisse. Era un ataque que lo tenía todo, vértigo, habilidad y potencia. Pero los franceses fracasaron estrepitosamente y, con un Zinedine Zidane lesionado, se despidieron sin ganar un solo partido.
Fue uno de los mayores batacazos en la historia del Mundial, y las señales agoreras son similares esta vez.
Otra vez como campeón defensor, Francia cuenta con una delantera demoledora, con el flamante Balón de Oro Karim Benzema, junto Kylian Mpappé, la estrella del torneo de 2018, más Antoine Griezmann o Olivier Giroud como escuderos.
Vértigo, habilidad y potencia.
Pero, al igual que en 2002, Francia llega con un mediocampo en problemas Paul Pogba y N’Golo Kante, pilares en 2018, se lo perderá por una lesión, con lo que el técnico quedó privado de su sala de máquinas. El defensor central Raphael Varane, otro baluarte hace cuatro años, viene de sufrir una lesión en el bíceps femoral.
Un repaso a que lo que le salió mal a Francia en 2002, Brasil en 2006, Italia en 2010, España en 2014 y Alemania en 2018.
FRANCIA en 2002
¿Qué podría salirle mal a una selección francesa con Zidane llevando los hilos con Henry, Trezeguet y Cisse en un grupo con Senegal, Uruguay y Dinamarca?
El primer error fue cuando el técnico Roger Lemerre puso a jugar a Zidane en un amistoso ante Corea del Sur cinco días antes del debut. Se retiró con una lesión en el muslo que le impidió disputar los primeros dos partidos y reapareció apuradamente para el último.
Francia, sin embargo, mantenía el núcleo del equipo campeón de 1998. Youri Djorkaeff estaba en el mediocampo junto a Patrick Vieira, quien venía de completar el doblete Liga Premier-Copa FA con Henry. También tenían a Emmanuel Petit, autor de un gol en la victoria 3-0 ante Brasil en la previa final.
Pero en el primer duelo de 2002, Papa Bouba Diop anotó el único gol en la victoria 1-0 ante los reinantes campeones.
Francia se complicó más en el segundo partido cuando Henry fue expulsado a los 25 minutos por una imprudente entrada en el empate 0-0 contra Uruguay.
Les Bleus quedaron obligados a sacar una victoria ante Dinamarca en dos goles. Un Zidane mermado hizo lo que pudo, pero Francia cayó 2-0 y se fue a casa.
BRASIL en 2006
Brasil tenía un equipo repleto de ases: la brillantez de Ronaldinho, la puntería de Ronaldo y Adriano, las carreras de Cafú y los tiros libres de Juninho. Ronaldinho tenía incluso una cinta para el pelo con su inicial en dorado.
La sensación era que Brasil podría llegar demasiado confiada a los cuartos de final contra una Francia en la que jugaba un rejuvenecido Zidane.
Y así fue.
Zidane firmó una de las actuaciones más deslumbrantes en el centro del campo en la historia de los mundiales. Su increíble destreza, su equilibrio balletístico y sus piruetas anularon a Brasil. Y su tiro libre habilitó a Henry para una volea, el único tanto del encuentro.
ITALIA en 2010
Como le ocurrió a Francia en 2002, Italia acabó última de su grupo.
Al menos los italianos anotaron, en cuatro ocasiones, pero el grupo parecía un poco más asequible con Paraguay, Nueva Zelanda y Eslovaquia.
Italia tuvo un mal arranque y necesitó al mediocentro Daniele De Rossi para igualar la pizarra y firmar el empate con Paraguay. Lo peor fue que la tetracampeona volvió a empatar 1-1, esta vez contra Nueva Zelanda, que se había adelantado con una diana del desconocido delantero Shane Smeltz. En el último duelo de la llave, Italia se recuperó de un 2-0 en contra pero terminó cayendo por 3-2.
Al contrario que en 2006, el seleccionador, Marcello Lippi, no encontró el equilibrio. Su equipo cedía con demasiada facilidad con Fabio Cannavaro y Giorgio Chiellini en el centro de la defensa y tuvo problemas en ataque. Vincenzo Iaquinta, Antonio Di Natale y Fabio Quagliarella marcaron, pero el delantero titular, Alberto Gilardino, se marchó en blanco.
Gilardino venía de una buena temporada con el Milan y era conocido por su particular forma de celebrar los tantos, arrodillándose para tocar el violín.
Pero esta vez, Gilardino no tuvo nada que celebrar.
ESPAÑA en 2014
Tras encadenar dos grandes títulos, el seleccionador español Vicente del Bosque sufrió un brusco despertar.
En su primer encuentro, la campeona de Europa cayó por 5-1 ante Holanda a pesar de la férrea defensa formada por los centrales Sergio Ramos y Gerard Piqué y de un habilidoso centro del campo con las estrellas del Barcelona Xavi Hernández y Andrés Iniesta.
En el siguiente partido, España no pudo evitar la derrota por 2-0 contra Chile tras encajar dos tantos en la primera mitad.
Una victoria por 3-0 sobre Australia fue un escaso consuelo para un equipo lleno de talento cuyo tropiezo simbolizó el final de dos eras: los años dorados del Barça, que giraron en torno a los pases entre Xavi e Iniesta, y la de España, que se coronó en la Euro de Euro 2008, en el Mundial de 2010 y de nuevo en la Euro de 2012.
ALEMANIA en 2018
Aquí terminó la implacable Alemania, la máquina ofensiva que le endosó siete goles a Brasil en las semifinales del anterior Mundial en el camino hacia su cuarto cetro.
Alemania pasó apuros en Rusia desde el principio: perdió un duro partido contra México por 1-0 y empató con Suecia en los últimos instantes del tiempo de descuento gracias a un tanto del mediocentro Toni Kroos.
Debería haber sido suficiente como llamada de atención.
Alemania tenía que ganar a Corea del Sur para tener opciones de avanzar, pero en su lugar encajó dos goles en la prolongación luego de desperdiciar muchas ocasiones de gol.
La derrota fue recibida con incredulidad en el país, una sensación familiar para aquella Francia repleta de estrellas de hace 20 años.