MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
Es lo que desvela un estudio publicado en la revista 'Trends in Plant Science'.
"Un día pensé en cómo el estilo de vida y la experiencia de una persona pueden afectar a sus gametos transmitiendo marcas moleculares de su vida a sus hijos --recuerda Federico Martinelli, genetista de plantas de la Universidad de Florencia (Italia)--. Inmediatamente pensé que en las plantas deben transmitirse aún más marcas epigenéticas, siendo que las plantas son organismos sésiles que están sometidos a muchas más tensiones ambientales que los animales durante su vida".
Las plantas se enfrentan a más factores de estrés ambiental que nunca. Por ejemplo, el cambio climático está haciendo que los inviernos sean más cortos y menos severos en muchos lugares, y las plantas están respondiendo.
"Muchas plantas necesitan un periodo mínimo de frío para poner en marcha su reloj ambiental y definir su época de floración --explica Martinelli--. A medida que las estaciones frías se acortan, las plantas se han adaptado para requerir un menor periodo de frío para retrasar la floración. Estos mecanismos permiten a las plantas evitar la floración en periodos en los que tienen menos posibilidades de reproducirse".
Como las plantas no tienen redes neuronales, su memoria se basa enteramente en redes celulares, moleculares y bioquímicas. Estas redes constituyen lo que los investigadores denominan memoria somática. "Estos mecanismos permiten a las plantas reconocer la ocurrencia de una condición ambiental previa y reaccionar más rápidamente en presencia de la misma condición consecuente", señala.
Estas memorias somáticas pueden transmitirse a la progenie de las plantas a través de la epigenética. "Hemos destacado genes, proteínas y pequeños oligonucleótidos clave que, según estudios anteriores, desempeñan un papel fundamental en la memoria de estreses abióticos como la sequía, la salinidad, el frío, el calor, los metales pesados y los ataques de patógenos", apunta Martinelli.
"En este artículo de opinión revisado por pares, proporcionamos varios ejemplos que demuestran la existencia de mecanismos moleculares que modulan la memoria de las plantas a los estreses ambientales y que afectan a la adaptación de la descendencia a estos estreses", subraya.
En el futuro, Martinelli y sus colegas esperan comprender aún más los genes que se transmiten. "Estamos especialmente interesados en descifrar el alfabeto epigenético que subyace a todas las modificaciones del material genético causadas por el medio ambiente, sin cambios en la secuencia del ADN --comenta--. Esto es especialmente importante si tenemos en cuenta el rápido cambio climático que observamos hoy en día y al que todo organismo vivo, incluidas las plantas, necesita adaptarse rápidamente para sobrevivir".