MYKOLAIV, Ucrania (AP) — El ejército ucraniano llevó a cabo el sábado “medidas de estabilización" cerca de la ciudad de Jersón, en el sur del país, en tanto regresaban la policía y las comunicaciones a la ciudad tras el final de ocho meses de ocupación por parte de las tropas de Moscú.
La retirada plantea nuevas dudas sobre los planes del presidente ruso, Vladimir Putin, de tomar partes de Ucrania.
En tanto, unos 200 agentes policiales iniciaron el regreso a la ciudad, donde instalaron retenes y buscaban pruebas de posibles crímenes de guerra, dijo el jefe de la Policía Nacional, Ihor Klymenko, en un mensaje en Faceebook.
Los equipos policiales buscaban y neutralizaban explosivos no detonados, y un zapador sufrió heridas durante el desminado un edificio administrativo, dijo Klymenko.
El organismo supervisor de las comunicaciones dijo que se habían reanudado las emisiones de la televisión nacional y la radio, y un asesor del alcalde de Jersón dijo que la ayuda humanitaria y provisiones empezaban a llegar desde la vecina Mykolaiv.
El asesor, Roman Holovnya, calificó la situación en la ciudad de “catástrofe humanitaria”. Dijo que los habitantes carecían de agua, medicamentos y alimentos.
El presidente de Jersonoblenergo, la empresa regional de energía antes de la guerra, dijo que se devolvía la electricidad “a cada asentamiento en la región de Jersón inmediatamente después de la liberación y de obtener el permiso obligatorio de las fuerzas armadas”.
Los residentes se despertaron tras una noche de celebración en la ciudad y en sus alrededores luego de que el Kremlin anunció en la víspera la retirada de sus tropas al otro lado del río Dniéper.
En una actualización periódica en redes sociales, el Estado Mayor de las fuerzas armadas ucranianas, dijo el sábado que los rusos estaban fortificando sus líneas de batalla en la orilla oriental del río tras dejar la capital. Casi el 70% de la provincia de Jersón sigue en manos rusas.
Los funcionarios ucranianos, comenzando por el presidente, Volodymyr Zelenskyy, advirtieron de que, aunque las unidades especiales del ejército habían entrado a Jersón, el despliegue completo para reforzar a las tropas de avanzada seguía en marcha. La agencia de inteligencia de Kiev dijo el viernes que creía que algunos soldados rusos se quedaron atrás y cambiaron el uniforme por ropa civil para evitar ser descubiertos.
“Aunque la ciudad no está aún completamente limpia de la presencia del enemigo, los propios habitantes de Jersón están retirando ya de las calles y los edificios los símbolos rusos y cualquier indicio de la estancia de los ocupantes en Jersón", dijo Zelenskyy en su discurso nocturno el viernes.
Las imágenes que circulaban el sábado en las redes sociales mostraban a activistas ucranianos retirando placas conmemorativas colocadas por las autoridades designadas por el Kremlin para dirigir la región. Una publicación en el canal de Telegram de Yellow Ribbon, un movimiento ucraniano de “resistencia pública”, mostró a dos personas en un parque sacando placas que parecían ser figuras militares de la época soviética.
El anuncio de Moscú de que sus tropas planeaban retirarse al otro lado del Dniéper, que divide Jersón y Ucrania, se produjo luego de que Kiev intensificó su contraofensiva en el sur.
En los últimos dos meses, el ejército ucraniano dijo haber recuperado el control de docenas de pueblos y aldeas al norte de la capital regional, y el Estado Mayor ucraniano apuntó que las labores de estabilización se llevaban acabo en esa zona.
La retirada rusa supuso un importante revés para el Kremlin unas seis semanas después de que Putin se anexionó Jersón y otras tres provincias del sur y del este en contra del derecho internacional y ante una condena generalizada. El líder ruso aseguró de forma inequívoca que las zonas reclamadas ilegalmente son territorio ruso.
Henichesk, una ciudad a unos 200 kilómetros al sur de Jersón, en el Mar de Azov, servirá de “capital temporal” tras el repliegue ruso, indicó la agencia noticiosa estatal rusa TASS el sábado citando a un miembro del gobierno designado por Moscú.
Los medios ucranianos ridiculizaron el anuncio y el diario Ukrainskaya Pravda dijo que Rusia “se había inventado una nueva capital” regional.
Como Zelenskyy, su ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, trató de calmar el entusiasmo ante el último impulso a la moral del país. “Estamos ganando batallas sobre el terreno, pero la guerra continúa”, afirmó desde Camboya, donde asiste a una cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
Kuleba planteó también la posibilidad de que el ejército de Kiev encuentre pruebas de posibles crímenes de guerra rusos en Jersón, como ocurrió después de que el Ministerio de Defensa ruso retiró a sus fuerzas de las regiones de Kiev y Járkiv.
“Cada vez que liberamos parte de nuestro territorio, cuando entramos a una ciudad liberada (...), encontramos salas de tortura y fosas comunes con civiles torturados y asesinados por el ejército ruso en el curso de la ocupación de estos territorios”, dijo el jefe de la diplomacia ucraniana. “No es fácil hablar con gente así. Pero dije que todas las guerras terminan con diplomacia y Rusia tiene que abordar las conversaciones con buena fe”.